Fenómeno populista / Klever Silva Zaldumbide
Para entender lo que está sucediendo alrededor nuestro, en algunos países de este cono sur, este “fenómeno populista”, especialmente en su variante totalitaria, es fundamental saber que éste se sirve de todo un lenguaje y un aparataje “intelectual” creado especialmente para destruir la libertad y justificar las aspiraciones de poder del líder.
El que trabaja con su propio esfuerzo, come, vive y está con la conciencia tranquila con cualquier gobierno truhan, mientras que quienes «lactan» y saquean de los impuestos y aportaciones del honesto emprendedor siempre están reclamando con ideas “anticapitalistas” utópicas, desgastadas e ilógicas para quienes conocen de economía, pero atractivas para las masas que la desconocen, y que más bien se sienten atraídos por el sentimiento de odio-envidia pidiendo solapadamente un «justiciero».
Como resultado de su fanatismo, ignorancia y resentimiento social usan la violencia como método para imponer sus ideas. No odian la riqueza, al contrario, aman su riqueza mal habida y los manjares del capitalismo que hipócritamente fingen combatir. Odian la riqueza, pero ajena, por eso la usurpan empobreciendo a la gran mayoría. Aman tanto el dinero ajeno que al robo le llaman justicia social utilizando como método perverso el cultivo del odio al que produce y da empleo fruto de su incansable trabajo. Hablan de humildad y caridad mientras viven como potentados. Ocultan su confort con trilladas muletillas de fascismo, imperio, CIA, neoliberalismo y que, al final, utilizan para expandir el tamaño del Estado y arruinar las economías de los países.
Su instrumento básico para la manipulación de la realidad es la manipulación de sus palabras. A sabiendas que las palabras son armas, explosivos, calmantes y venenos a la vez, en su falsa lucha política, ideológica y filosófica, usan su clásica, hábil y bien adiestrada verborrea. A través de la manipulación, con sus ansias dominadoras anestesian a las masas con el objeto de que éstas no piensen y más bien consiguen conformar progresivamente las masas a sus objetivos.
En el llamado “Experimento de la prisión de Stanford” Se reunió a estudiantes universitarios sanos tanto física como mentalmente, para que realizaran el papel de preso o guardia concediéndoles libre potestad para crear sus propias leyes dentro de la representación correcta de sus papeles. El experimento que debía durar 2 semanas tuvo que ser suspendido a los 5 días, tras una clara demostración de lo que se estaba convirtiendo en una auténtica crueldad masiva y sin precedentes. Esto nos lleva a pensar cuan crueles puede llegar a ser la raza humana si se le permite o qué atrocidades somos capaces de cometer cuando sentimos el poder en nuestras manos. Este experimento tan sólo nos muestra una parte de lo perturbador que puede llegar a ser darle poder a una persona que, inclusive, pese a haber sido buena, se convierta en tirano. Peor si hablamos de países que se han convertido en el nuevo México, cambiaron leyes a favor de la narcodelicuencia, con su falsa engañosa ideología expulsaron bases de vigilancia y el narcotráfico se descontroló para que sus aliados, las guerrillas y los carteles hayan invadido infiltrándose en las altas esferas políticas y en países que otrora eran de paz. Sembraron y fertilizaron la corrupción a niveles salvajes sobrepoblando las instituciones estatales para asegurar su eternización en el poder. (O)