Festividades e inseguridad
Se estima que un turista al llegar a una ciudad en época festiva, gasta en promedio unos USD 70,00 (individual y diariamente); transporte USD 10,00, Peajes USD 2,00; hotel o residencial (USD 30,00 no todos llegan a la casa de familiares o amigos), tres comidas diarias a un promedio de USD 4,00 por dos días, USD 24,00,
También gasta en el garaje del automotor, en el ingreso a algún evento popular, en la compra de algún recuerdo; así el gasto de un turista no residente puede llegar a un promedio de USD 70,00.
Con estos datos hipotéticos que podrían acercarse a la realidad y para no dejar de perder ingresos, posiblemente tengamos que hacer una reingeniería a nuestras festividades y ubicar variables con una baja de turistas en la mayor celebración que tenemos los ambateños, la fiesta de la fruta y de las flores; una realidad que podría transformarse si es que tenemos autonomía en la decisión de que se lleve a cabo o no.
Tenemos temor de que al encontrarnos en algún evento de concentración masiva, podamos ser víctimas de algún ataque para que ciertas organizaciones quieran demostrar su “bravura” y el poder que tienen, sin embargo los turistas y en general la mayoría de ecuatorianos, deseamos festividades y en general un ambiente sin tensiones.
En nuestros mercados de Ambato cada año escuchamos los lemas, atenderán bien a los clientes, no subirán el precio de los productos, porque para mañana posiblemente los clientes no regresen; entonces que debemos hacer? el enfoque no solo es hacia el turista de otras provincias e internacional, la atención debe centrarse también en el cliente local, en el turista local, es decir en el propio ambateño en el tungurahuense.
La “buena cara”, el contestar con un saludo positivo, el ofrecer productos de calidad a precios asequibles, el hablar bien de nuestra ciudad y conocer algo de historia, cultura, economía de Ambato, deben formar parte de nuestro repertorio, a veces los clientes locales no llegan a comprar, justamente porque no encuentran esos plus o agregados que se requiere para llevar a cabo una venta.
Es hora de reinventarnos y no solo esperar de clientes no residentes en Ambato, sino pensar en los locales, como una muestra de la presencia permanente del altivo ambateño. (O)