Generar Empleo / Gabriel Morales Villagómez
El trabajo es consustancial al ser humano. El trabajo dignifica a las personas porque permite poner en evidencia sus potencialidades e integrarse a la sociedad, ser parte de una comunidad, sustentar a su familia, mejorar su autoestima y proyectar una imagen positiva de sí mismos.
No se trata sólo de percibir un salario para satisfacer sus necesidades con dignidad, sino el realizarnos como seres humanos, afectiva, mental, sicológica y profesionalmente.
El tener un empleo, el generar trabajo, el recibir una paga, una remuneración, es una bendición de Dios. Con el trabajo los seres humanos expresamos lo que sentimos, lo que anhelamos. El trabajo nos permite expresar nuestros pensamientos, desarrollar la creatividad, poner en práctica nuestras ideas y trasmitir los conocimientos. Y no exageramos si decimos que “quien pierde el trabajo lo pierde todo”.
Es por eso que cuando alguien pierde el trabajo demora en asimilar su nueva condición humana, entra en depresión, se aísla de su familia y de sus amigos. La crisis económica que atraviesa el país provoca el despido de miles de ecuatorianos de sus puestos de trabajo, lo cual constituye una tragedia personal y familiar.
Muchos ciudadanos han afrontado y afrontan situaciones parecidas y sus vidas, sin haberlo imaginado cambian de la noche a la mañana. Los despidos causan mucho dolor y ansiedad en el trabajador y en su familia.
Ante la falta de empleo la Constitución es letra muerta, no importa que proclame con pompa que “el trabajo es un derecho social y económico, fuente de realización personal y base de la economía” y que rece que al Estado le corresponde garantizar el empleo, garantizar a los trabajadores una vida decorosa, remuneraciones justas: pues sólo son palabras, frases vaciadas de contenido, la realidad es triste.
Queda atrás la demagogia, el baratillo electoral de ofrecimientos del actual presidente de la república, cuando ofrecía generosamente que iba a crear un millón de empleos ¿En dónde están los empleos?
El incumplimiento de los ofrecimientos de la campaña electoral era previsible, si antes no lo hicieron con toda la bonanza petrolera ¿Por qué lo iban a hacer ahora? Ofrecer miles de empleos sin fundamentar la forma cómo lo iban a hacer, constituye una burla para todos los ecuatorianos, significa dolor y frustración para quienes han sido despedidos de sus trabajos y para todos aquellos que desde hace muchos años sobreviven y no encuentran la forma de sustentar dignamente a sus familias. (O)