Gollum de Vallecas / Esteban Torres Cobo
El comunista vicepresidente de España, Pablo Iglesias, no se guarda ni las formas. En lo físico y en lo intelectual. Quizás lo único que se salva es su chalet a lo Amacio Ortega, incoherente por supuesto con todo lo demás. La suciedad está impregnada en sus melosas greñas que hoy se sindicalizaron en un moño de señora, en sus camisas desastrosas y en su cuerpo jorobado y de papada generosa. Es el Gollum de Vallecas. Eso sí, con la cuenta bancaria de Pozuelo de Alarcón.
Pero lo más triste no es su fachada antijabón, sino su apología de lo putrefacto. Como buen y curtido comunelas progre, festejó recién a Ernesto el “Che” Guevara por todo lo grande. El “Che”, personaje sobrestimado por izquierdas y derechas, es el símbolo de la rebeldía sin lecturas. Del joven analfabeto y del viejoven izquierdoso. La camiseta con su cara es elemento básico de la recua borrica.
La defensa del legado del argentino provocó la revelación de la agenda de Podemos en España y, por supuesto, la polémica con sus únicos detractores: Vox. Es que solo los parlamentarios de este partido se han dado cuenta de lo que significa tener a un chavista de este calibre manejando a su país. Conclusión: un peligro terrible al que se debe cortar de raíz.
Iglesias no tardó en recordarle a una de sus detractoras el buen pasado cubano de expropiarlo todo cuando empezó la revolución cubana y la expulsión y encarcelación de toda cabeza opositora. Lo cantó como victoria propia, sin pesarle nada de sangre en la cara. Ese es el tipo de gente que muchos no alcanzar a dimensionar como riesgo para sus países. Porque los hay en todos, incluso hoy en el Ecuador como candidatos presidenciales. Comunistas de discurso, foto y gobierno; capitalistas y aristócratas en su vida privada. (O)