Golpes de gracia

Columnistas, Opinión

Los arreboles, no son suficientes para cegar en el horizonte la percepción de una población que continúa preguntando por seguridad, trabajo y justicia; porque asume que la violencia, el desempleo y la incertidumbre se mantienen inalterables.

Es que, pretender cambiar el statu quo de la noche a la mañana, es un trabajo arduo y difícil, incomprendido e incluso cuestionado.

Lo anterior, no pretende significar que nada se ha hecho o cambiado.

Todo lo contrario. Se encamina a simbolizar que lo poco que se ha podido intervenir en apenas un año de esfuerzos específicamente dirigidos, resulta insuficiente: y, por lo mismo, requiere se redoblen -energías y arrestos- para avanzar en la línea de saneamiento de la corrupción y delitos conexos como: asesinatos, sicariatos, secuestros, violaciones, vacunas y otros, que han sido pan del día de los ecuatorianos en los últimos tiempos. 

El país no puede detener su caminar. Antes bien, debe forzar la marcha para avanzar con pies de plomo, con paso firme y sin regresar la mirada, en su propuesta de eliminación de la narcoviolencia y sus tentáculos.

Más ahora que la avalancha de ofertas politiqueras golpeará puertas pretendiendo resucitar muertos o habilitar prontuariados.

“Mal enterrados, fugados y presos”, llamados están a seguir en su purgatorio, conminados a pagar sus condenas por los delitos, abusos y apropiaciones indebidas cometidos. No cabe que sean admitidos a transitar libremente por esta patria que reclama justicia y sanciones ejemplarizadoras.

De ahí que, candidaturas que penden de los frágiles hilos de sentencias amañadas, habeas corpus forzados, casaciones, dictámenes y recursos espurios, no puedan ni deban ser admitidas y mucho menos votadas en la lid electoral que se avecina.

Hacerlo significaría devolvernos a instancias de latrocinio, fraude y rapacería ya superadas.

Por ahora hay dos temas que demandan suprema atención: El Narco juicio; y, el trámite para elegir al nuevo fiscal general.

En estos asuntos las aglutinaciones políticas de correístas y aliados responden al mismo interés sancionatorio y electoral.

Por ello suena -de mutuo interés- la candidatura que, (amen de anuncios -aparentemente contrarios- sobre el juicio político) dará paso a que asuma la presidencia legislativa la representante de “aquellos”.

Y, qué decir, frente a la posibilidad de que el presidente Noboa no haga campaña electoral o solamente pida licencia 4 horas diarias hacia el final de la tarde para ese efecto, como se comenta por allí. Los esfuerzos encaminados a lograr que V. Abad asuma temporalmente la función perderán más aún consistencia y justificación.

Allanado así el camino electoral, no hay que perder de vista los temas mencionados. (O)

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