Hacia empresas socialmente más responsables / Ing. Patricio Chambers M.
Hacia empresas socialmente más responsables / Ing. Patricio Chambers M.
En uno de los últimos reportes de la Corporación Andina de Fomento (CAF) se hace hincapié en la relación entre el sector empresarial privado y el desarrollo social comunitario, llamando la atención sobre un nuevo esquema de interconexión llamado “economía con impacto”, lo cual hasta hace poco no era algo prioritario en la generación de modelos de negocio, pero ahora lo son gracias entre otros a la globalización.
Karina Azar, en su artículo “Hacia un sector privado con impacto en América Latina” explica que se conoce como economía con impacto, a las conductas responsables y sostenibles de las empresas que, brindan beneficios sociales, ambientales y económicos al entorno en el cual operan.
A pesar de que históricamente, dichas conductas de alguna manera han estado presentes, sin embargo, no estaban integradas al “core business” de las empresas, es decir incorporadas en aquello que representa la ventaja competitiva de la organización en su mercado.
Esto se debió al hecho de que hasta hace poco el tema de la responsabilidad social era visto como una estrategia empresarial vinculada más bien con su imagen externa, en la actualidad se percibe como una oportunidad de negocio y una plataforma corporativa de aporte a la sociedad.
Se parte de la premisa de que al ser una empresa socialmente responsable, se es más competitiva dada la estrecha vinculación con el entorno, lo cual se traduce en una mayor preferencia de los productos por parte de público consumidor.
Este tipo de compromisos requiere también del apoyo del sector público pues es necesario contar con políticas públicas que acompañen y aseguren una ejecución efectiva de la gestión con impacto. Es importante que estén reguladas y sean de cumplimiento obligatorio.
Es evidente que los consumidores, especialmente los más jóvenes, están permanentemente en búsqueda de productos que sean social y ambientalmente responsables, y por ello nos dice Azar, que muchas empresas están comenzando a dar más relevancia a factores de largo plazo de la producción sustentable, más allá de los costos.
Como resultado de todo ello tenemos una serie de iniciativas innovadoras que ya están siendo implementadas, como contratar y desarrollar talento local, permitir la inserción en cadenas de valor globales de microemprendimientos, traspaso de mejores prácticas a productores, migración a procesos de producción más amigables con el medio ambiente.
Por otra parte, esto mismo está llevando a que muchas entidades multilaterales, como la propia CAF, prioricen proyectos según sus impactos sociales y medioambientales bajo ciertos principios que buscan generar mayor transparencia, credibilidad y disciplina en el mercado.
Es evidente que en este ámbito las cosas están cambiando para bien, en medio de una economía que a pesar de encontrarse en una suerte de crisis crónica, se abre hacia nuevos modelos en los cuales el sector privado se ve beneficiado al adoptar un rol más activo y colaborador con el desarrollo social.
En ello también es gravitante el apoyo del sector público para garantizar la sostenibilidad del compromiso privado. (O)