Hipocresía / Dr. Guillermo Bastidas Tello
Si no puedes vivir sin tratarme bien deberás aprender a vivir lejos de mí. (Frida Kahlo)
El origen de la palabra Hipocresía proviene del latín “hypocrisis” y también del griego “hipokrisis” y su significado nos lleva a los vocablos “actuar o fingir”, en griego es una palabra compuesta por “hypo y crytes” que significa máscara y respuesta respectivamente. En Grecia los hipócritas eran actores teatrales que por lo general al momento de comenzar su espectáculo utilizaban una máscara para adentrarse más en el papel y volver el momento más fantasioso y así entretener al público tiempo después el término también fue empleado a las personas que vivían fingiendo ser alguien más.
La hipocresía en la actualidad es utilizada como un despectivo hacia alguien, que se sabe que no está diciendo la verdad o que no está actuando con franqueza, pues la hipocresía es aquella conducta que se asume al momento en que se finge o aparenta en diversas circunstancias de la vida, puede ser sobre un pensamiento, un sentimiento, una opinión o cualidades diversas.
Se puede identificar a una persona hipócrita cuando este personaje no desea que sean conocidos sus verdaderos sentimientos o pensamientos, y para poder lograrlo esconde sus auténticas intenciones y aparenta tener una personalidad distinta o múltiple, por ello, se dice que las personas hipócritas, mojigatas, de doble moral no son de fiar y mucho menos representan un ejemplo a seguir.
La hipocresía proviene del deseo o necesidad de esconder nuestros sentimientos o motivaciones reales a los demás, proyectando una imagen falsa o irreal de nosotros mismos. Decir que me odias y en verdad me amas es un acto de hipocresía.
En la Biblia, se advierte sobre los peligros espirituales que trae consigo la hipocresía. En el Nuevo Testamento, por ejemplo, Jesucristo previene contra ella: “Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse” (Lucas, 12: 1-2).
El AMAR NO ES UN ACTO DE HIPOCRESÍA ES UN ACTO DE AMOR QUE LOS HIPÓCRITAS JAMÁS ENTENDERÁN. (O)