Historia del siglo XX Procesión con la Virgen de Agua Santa en 1951 / Jéssica Torres Lescano – Historiadora
Desde una mirada histórica, la fragilidad del mundo, las crisis y los momentos liminales redirigen nuestra mirada a lugares de refugio. Después del terremoto del 5 de agosto de 1949 era habitual encontrar demostraciones de fe en la Sierra Central. Baños no fue la excepción. El temor por el movimiento telúrico y las réplicas se manifestaba constantemente. En las fuentes abundan noticias sobre la destrucción de casas, edificios de instituciones públicas o privadas, iglesias y grandes grietas en la carretera lo que impidió el acceso a Baños.
La población vio como alternativa ampararse en el ámbito religioso. A pocos días, se podía observar a la población baneña orando a la Virgen de Agua Santa. Es que el panorama después del terremoto era fúnebre. El periódico Crónica del 8 de agosto de 1949, describe a Baños así:
Se registraron tres muertos de gente baneña. Los turistas se hallan sin novedad. Especialmente de las familias ambateñas que se encuentra allí … Baños está completamente aislada. El Camino desde Pelileo casi ha desaparecido. En Agoyán hay otro fuerte deslave hacia el Oriente. Por lo mismo el máximo problema es el de abastecimiento. Urge su auxilio. Se ha destruido la Iglesia antigua, el Palacio Municipal, el Hotel Danubio, el Hotel Santa Ana, entre otros… El Concejo Ambateño y su alcalde se ha interesado en esta ciudad, pidiendo al presidente de la República abastezca víveres a Baños con paracaídas (Crónica 1949).
Al año de transcurrida la tragedia el miedo se mantenía latente en los pobladores. Varios cantones organizaron eventos para recordar esta fecha luctuosa. En Baños, por ejemplo, no se hicieron esperar actividades de corte religioso. Entre ellas, una procesión en las calles de la ciudad. Durante el recorrido los devotos cargaron a sus hombros la imagen de la Virgen de Agua Santa, Patrona de Baños.
Luego, la población se dirigió hasta un altar levantado en la plaza principal de Baños, lugar donde se dio una misa recordando la memoria de las víctimas que fenecieron en el cataclismo. Los pobladores de Baños participaron con plegarias hacia la Virgen de Agua Santa pidiendo la pronta reconstrucción de la zona devastada. Es así como se conjugaron el dolor del aniversario de la catástrofe con la fe y las oraciones en el ritual católico.
Nos encontramos en una Semana Santa atípica como consecuencia de una pandemia mundial. Atrás quedaron las procesiones y las misas en los espacios religiosos. Las demostraciones de fe adaptan sus actividades a este nuevo panorama incorporando en su logística todo un mosaico de elementos virtuales. Las transmisiones en vivo facilitan la conexión desde las casas abrazando la esperanza de días mejores. (O)