Hola Dios soy yo de nuevo / Paul Viteri Albán
Se acerca el inicio de un nuevo año y de seguro también aparecerán las nuevas listas de objetivos anuales, donde sin duda tendrán un lugar, el trabajo, los estudios, el dinero, los viajes, el carro nuevo y en muchos casos hasta la casa nueva; dando paso de esta forma, a un nuevo y diferente capítulo en nuestras vidas, esto a pesar de que el día primero de enero, es como cualquier otro día del calendario, digo esto en razón de que este tiene las mismas veinte y cuatro horas que cualquier otro día del año.
De seguro muchos de nosotros incluyéndome, terminaremos este año diciendo “hola Dios soy yo de nuevo; y, vengo a darte las gracias por todo lo que me diste en este año que termina”, haciendo referencia al trabajo, los estudios, el dinero, los viajes, el carro nuevo y la casa nueva… ¿la lista siempre será la misma?
Lo que quiere decir que, los deseos del ser humano siempre serán los mismos, debido a que en la mayoría de casos solo se trata de una reedición de nuestras prioridades, que inconscientemente las confundimos con deseos y hasta increíblemente con felicidad. De hecho, para muchas personas los últimos días de diciembre y los primeros de enero, no son más que un excitante y absurdo puente entre lo viejo y lo nuevo, haciendo esto como si se tratara de una apología de la renovación personal.
Se vuelve necesario entonces el que se establezca una diferenciación lógica entre lo que significa deseo y felicidad, debido a que el primero no es más que un impulso que produce una poco objetiva ansiedad y angustia, provocada por algo que no logras, o quieres conseguir, mientras que la felicidad produce serenidad y equilibrio en quien la posee. Es decir, vivir conforme con lo que tiene y lo rodea.
En resumen, considero que al final de un año, periodo o como se lo quiera llamar, siempre será importante el darle gracias a Dios por lo que tenemos; y, sobre todo por lo que conservamos junto a nosotros el año que empieza, como por ejemplo la vida, algo tan importante en esta época de pandemia, nuestros hijos, el amor de nuestras esposas o esposos, nuestros padres y hermanos, tengas o no mucho contacto con ellos; y, claro nuestros buenos amigos, además de que cada año empecemos elaborando una lista de todas las cosas que quieres cambiar o mejorar de ti, en el nuevo año; pero que sobre todo, sean las cosas que sabes que si cambias, hará mucho mas felices a los que amas. Un Feliz 2022 para todos. (O)