Honesto o deshonesto

Columnistas, Opinión

A continuación, haré notar cuánto pesa una letra -una sola letra- en el contexto de una oración y de nuestro día a día. Para el efecto, he usado la conjunción “o” en el título de esta columna y no “y” lo cual tiene una enorme implicación en algunos campos. Fíjese cómo en adelante entrecomillaré las “y” y las “o” que considere resaltan la filología de la expresión, el significado conceptual que le quiero dar e incluso su connotación en las ciencias físicas. 

Veamos. Un dado se sacude con frenesí al interior de un vaso. Una vez que colocamos el vaso boca abajo sobre la mesa “y” lo destapamos sabremos si la cara superior nos marca el uno, el dos, el tres, el cuatro, el cinco “o” el seis. Mas, el principio de superposición en física cuántica dice que mientras no veamos el dado al interior del vaso este marcará las seis caras simultáneamente, es decir, se superponen todas las posibilidades “y” únicamente cuando levantamos el vaso la superposición colapsa mostrando solo una de las seis alternativas.  

En macro física se usa este acomodado ejemplo para fines didácticos, por lo tanto, quédese tranquilo, no es que el dado se divida en seis mientras no lo ve, sirve solo para entender mejor este loco fenómeno que sí ocurre con las partículas más pequeñitas del universo subatómico. Allí pasa siempre con la luz, por ejemplo, que se comporta como partícula “y” onda a la vez, o sea, es materia “y” es no materia en el mismo momento.  

El peso de una sola letra al que he hecho mención se ve reflejado ya sea cuando al poner la “y” señalo que indefectiblemente ocurren las dos alternativas, o cuando al colocar la “o” permito elegir entre una u otra. Como puede ver, la diferencia de una sola letra no solo es notable sino abrumadoramente decidora. 

Bajo esta lógica, en el macro mundo dual en el que nos desenvolvemos, algo es grande o es pequeño, es alto o es bajo, es ancho o es angosto, es blanco o es negro. Resulta inconcebible que algo sea simultáneamente grande y pequeño, alto y bajo, ancho y delgado, blanco y negro. Siendo así, un político o es honesto o es deshonesto, una de dos, no puede ser honesto y deshonesto a la vez. 

En conclusión, la física de lo imposible que presenta todas las infinitas alternativas en un mismo momento está bien para el universo inimaginablemente pequeño de las subpartículas atómicas. Para nuestra realidad política (ventajosa “o” lamentablemente, dependiendo como se lo quiera ver) es correcto separar y diferenciar a los honestos de los deshonestos, por lo que, si usted se dice honesto “y” al mismo tiempo apoya a narco políticos y/o delincuentes con su voto, tendrá coherencia tal vez en el mundo cuántico, pero aquí usted será visto como un corrupto “o” como un pícaro “o” de plano como corrupto “y” pícaro. (O)

mariofernandobarona@gmail.com 

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