Inaudito / Mario Fernando Barona
La RAE define inaudito a algo “sorprendente por insólito, escandaloso o vituperable”. Y es lo que precisamente ocurre en el Ecuador de hoy en día con tanta corrupción. Se han alcanzado tales extremos de cinismo e impudicia que a veces las historias que publica la prensa parecen inventadas de la pluma de algún escritor desquiciado quien en su torcida imaginación describe escenas fantasiosas, fuera de toda lógica y tan exageradas que en la realidad carecerían de sentido y racionalidad. Pero sí, en el Ecuador se dan estas historias -con bastante más frecuencia de lo que esperaríamos- y son temiblemente ciertas.
Ofertar cargos públicos (tráfico de influencias) ha sido una práctica bastante común en el país, se ha oído de puestos que valen tres mil, cinco mil, diez mil dólares o más; pero con la puesta al descubierto de las trafasías del cura José Carlos Tuárez quien junto con Renata Jalkh, hermana del correista y expresidente del CJ Gustavo Jalkh, que lideraban una banda dedicada a estos menesteres, descubrimos absortos que un cargo en la Dirección de Aviación Civil (DAC) o en las Aduanas lo ofertaban en al menos veinte millones de dólares. Sí, difícil de asimilar y aceptar, pero leyó bien: 20 millones de dólares por un puesto.
Esto tiene varias lecturas. Significa que hay mafias que vienen operando desde hace mucho, porque de buenas a primeras ofertar un cargo en varios millones de dólares es porque saben que esas instituciones tienen por detrás toda una estructura bien organizada que garantiza la operación. Lo cual deviene -por lógica consecuencia- en que al interior de esas instituciones las cosas desde hace rato están igual de podridas. Significa también que en la DAC y en Aduanas la corrupción es pan de todos los días, y por tanto, recuperar el dinero es cosa fácil; en otras palabras, tiene sentido que la cotización sea altísima porque existe total seguridad de recuperar en el corto plazo la millonaria inversión y claro, con el tiempo, ganar quién sabe: dos, tres o cuatro veces lo invertido. Significa además que, toda esta maraña de corrupción está ahí plenamente identificada y que Fiscalía y Contraloría deberían haber iniciado ya una investigación a fondo en cada una de esas instituciones. Y significa finalmente, que Tuárez, Jalkh y el resto de granujas, deben devolver todo lo robado con intereses, lo cual es obvio, pero lo recalco porque no me llamaría la atención que cumplida la mitad de la condena salgan a sus casas a disfrutar lo coimado.
El sólo hecho de traficar con influencias ya es delito, pero hacerlo a niveles multimillonarios, es inaudito; y créame, lo será aún más si todo termina como lo he descrito al final del párrafo anterior, lo cual es inaudita y perfectamente posible. (O)