Incómoda situación económica / Ec. Mg. Diego Proaño PhD (c)
Tras cuernos, palos, nos cayó las siete plagas, dirían nuestros antecesores, es qué revisando la historia del país, en verdad que en este 2020, han confluido tantas cosas que nos tiene con los nervios de punta y alta tensión, generando un escenario nunca visto, estudiado ni escuchado. Los problemas estructurales de la económica nacional, alta deuda pública, tremendo déficit fiscal, saldo negativo en balanzas, poca reserva internacional, corrupción a granel, impunidad, reciclaje de actores y expertos una y otra vez, alto riesgo país, desconfianza en estructura política, ingobernabilidad, frustración social, así nos llega el corona virus con poca capacidad de reacción en todo sentido para mitigarlo, como si esto fuera poco, nos cae el Contango petrolero y nuestro barril se derrumba a niveles espeluznantes de valores negativos, es decir tener que pagar para vender.
Para mitigar y poner un freno a la exponencial curva de contagios con alta letalidad (sobre todo en Guayaquil), la ayuda nacional e internacional no se ha hecho esperar. Donaciones, aportes, contribuciones, moratorias, fideicomisos, etc se escuchan todos los días, a esto se suma los cambios de dirección de las partidas presupuestarias en todas las entidades públicas y por supuesto en el Presupuesto General del Estado para poner a consideración de las necesidades de la emergencia sanitaria, paralelamente se informan gestiones para conseguir financiamiento externo emergente por parte de los multilaterales de crédito, empero faltarán recursos económicos para dar mejor cobertura a infinitas necesidades que se van presentando.
Con distanciamiento social y un aparato productivo trabajando ni a medio gas, solo al 30%, entonces las pérdidas económicas son gigantes, se calcula que unos 6.000 millones de USD se perderán hasta mayo, eso significara que 508.000 personas pierdan su empleo y que la pobreza se incremente entre 8 y 10% al 25% actual, entonces el riesgo latente es que si, tal como se presentó el proyecto de ley (Ley orgánica de apoyo humanitario…) a la Asamblea Nacional, en donde se pide un aporte del 5% de empresas que hayan tenido una utilidad de 1´000.000 de USD en adelante, más las contribuciones de sus sueldos de empleados públicos y privados en base a una tabla estos y 10% los primeros, no se logre la tan anhelada cobertura de las necesidades de la emergencia sanitaria, ni tampoco la reactivación de la economía nacional, al contraerse la liquidez empresarial y con ello la producción y el empleo, como la capacidad adquisitiva de las familias y se reduzca el consumo.
Todos los ecuatorianos sin distinción doctrinaria, política, social, cultural, religiosa, racial, estamos conscientes de la magnitud del problema, así como de la predisposición a sacrificar lo que sea necesario para evitar mas muertes de compatriotas, infecciones, catástrofes económicas de empresas ni hogares. En verdad esta crisis merece respuestas inmediatas en lo político, social, económico, ambiental y hasta institucional, es hora de los acuerdos mínimos, de dejar un lado la polarización, de mantener activado el voluntarismo, la filantropía, contribución, donación, la solidaridad, la buena y oportuna política pública, la responsabilidad social, nuestro país se merece una mejor suerte. (O)