Inseguridad Permanente / Editorial
De todos los barrios de la ciudad, de los suburbios y de zonas rurales surge la angustia de la gente por la permanente inseguridad que está presente de día y de noche, sin que se haya logrado superar el problema social generado por varios factores económicos, familiares, por la inmoralidad campante, por la deficiente cultura y educación; en definitiva, por la ausencia de valores espirituales en las personas.
A esta realidad se suma un elemento pernicioso que aporta con creces a la inseguridad social. La presencia en todas partes de discotecas, de karaokes, de burdeles, de cantinas, de cabarets que se instalan con entera libertad con permisos y sin ellos. El momento menos esperado, los vecindarios se encuentran ante el funcionamiento de estos “centros de diversión”.
Existe una 0rdenanza municipal que estipula ciertas normas elementales para la autorización del funcionamiento que, en forma inexplicable, se las incumple a vista y tolerancia de las autoridades. Se ha impuesto la práctica de que los empresarios de estos centros tienen todas las garantías, en tanto que la ciudadanía no puede reclamar sus derechos a la tranquilidad y a la paz.
Es censurable la indiferencia de las autoridades policiales y municipales frente a esta grave realidad. Exigen pruebas contundentes, como la testimonial, sin considerar que el tranquilo ciudadano no puede exponerse a la retaliaciones.
Es hora que ante denuncias públicas actúen de oficio. Por sobre toda otra consideración debe estar la tranquilidad de los vecinos de los barrios, más que los negocios de dudosa reputación.