Isinliví y el pequeño macondo

Columnistas

Con 160 habitantes permanentes, en su mayoría personas de edad avanzada, el enclave andino Isinliví, por la serenidad que transmite podría decirse que es un pequeño Macondo, sin el gran Aureliano, ahora inmortalizado en una serie de Netflix. 

Los caminantes, sobre todo extranjeros, que hacen la ruta Sigchos, Isinliví, Chugchillán, Quilotoa, tienen en la hostal Llullu Llama, la construcción tradicional más monumental del pueblo, además de la Iglesia, un espacio único para apreciar la serranía, con sus riscos, su vegetación verde y su cultura ancestral. La impronta que deja el hospedaje no es otra que la de la riqueza turística del Ecuador.

El museo de Madera es un símbolo del tranquilo pueblo. Hábiles artesanos, con maquinaria aportada por filántropos italianos, ofrecen una selección de muebles y artesanías, tan bien diseñadas que se comercializan en importantes capitales. Los talleres tuvieron como finalidad la retención de los jóvenes en su pueblo, con esas actividades artesanales. Sin embargo, muy pocos jóvenes han permanecido en el lugar. 

Llama la atención en el recorrido la serie de monumentos, de gran colorido y buen gusto, del arte y el folclor populares del centro del país, en especial de la provincia de Cotopaxi. En los cruces de tráfico y en los parques no faltan las figuras del danzante y de la gente de la zona, con vistosos ponchos, sombreros y zamarros. 

Es inagotable el potencial turístico del Ecuador 

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