Johari político social
La ventana de Johari, conocido modelo de comunicación utilizado para comprender características de la personalidad y las relaciones interpersonales. El nombre deviene de sus creadores Joseph Luft y Harrington Ingham, psicólogos de profesión; es una herramienta útil para mejorar la autoconciencia, promover el desarrollo personal, mejorar la comprensión mutua, desarrollar habilidades de comunicación interpersonal y construir relaciones más sólidas y positivas.
La ventana de Johari está dividida en cuatro cuadrantes: el área pública y el área ciega, en sentido horizontal superior; el área oculta y el área desconocida en el plano horizontal inferior. Describiendo a cada espacio, tenemos al área pública o lo que todos conocen del yo personal, ejemplo es la faceta que presentan los candidatos, muy sonrientes, amables a más no poder, saludadores sin importar a quien, eso muestran para captar votantes; ofrecer y ofrecer. Aquí asoma la demagogia, ese mal que carcome a la sociedad y resta credibilidad al hacer político.
El espacio conocido como área ciega, se refiere a lo que la gente conoce del personaje y él no lo sabe; son características, hábitos o talentos que no reconoces en ti mismo, pero que son evidentes para las personas que nos rodean, aquí esta su vida pasada, algunos pecadillos en su desempeño profesional, personal y familiar y a lo que sus adversarios recurren para desprestigiarlo y frenar su competencia.
En el plano inferior se encuentra el área oculta, que aglutina la información que solo la persona conoce y nadie más lo sabe; como el miedo al juicio, la inseguridad, o simplemente porque consideramos la información como personal. Este conocimiento es guardado celosamente y no se comparte, pero en su momento y en correlación de eventos aflora como lapsus tempore o a secretum y el asunto se vuelve en contra de la persona; ejemplo los casos metástasis, purga, la divulgación de información que solo los acusados y testigos conocían.
Y finalmente está el área desconocida, en donde hay información que no conozco y que también es desconocida por los demás. Aquí está el verdadero yo del candidato, sus potencialidades, virtudes, anhelos, propuestas reales que cuando se cumplen quedan en el subconsciente de los votantes y seguidores. Aquí hay un área por descubrir, la capacidad de aprender, crecer y moldearse. Cultivar esta área es vital para la autoestima, la valoración como persona y el saber que este conocimiento lo puedo compartir, es noble. Aspiremos a verlo en los candidatos que el pueblo elija porque merecen la oportunidad y sino tendremos que repetir la muletilla: “errar es de humanos”. (O)