Juego de poder / Esteban Torres Cobo
El dilema por la pared de Trump no termina. La paralización del gobierno norteamericano tampoco. Al día de hoy, la suspensión de funciones y la actividad de la burocracia rompe records frente a lo que le sucedió a Clinton e incluso a Obama.
El financiamiento de la pared se ha convertido a estas alturas en el hito que definirá la suerte de las próximas elecciones presidenciales. Si ceden los demócratas, la victoria será de Trump. Y si cede el presidente, los demócratas debilitarán a los republicanos y superarán la ventaja ya obtenida con las elecciones del Congreso.
A Trump le queda una sola carta bajo la manga, aunque no exenta de polémica y costos políticos. Al igual que sucedió en el Ecuador en la década correísta, el gobierno del norte también tiene el recurso de la emergencia para ejecutar obras y planes sin los debidos controles previos de la democracia. El muro se puede construir, y el dinero se puede presupuestar si se declara una situación así que además se sume a conmoción social y necesidad extrema.
Por eso, el gobierno deliberadamente ha llevado la situación al extremo y es muy probable que a Trump no le tiemble la mano el momento de utilizar lo último que le queda. Su propia supervivencia depende de eso. La construcción de la pared volverá a ser el eje de las campañas el 2020. (O)