Juventud y prevención del delito
Luego de un análisis realizado por el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), se ha detectado que la mayoría de los adolescentes y jóvenes infractores provienen de hogares disfuncionales.
Iván Polit, director de Medidas Socioeducativas de Adolescentes Infractores del SNAI, explicó que el Proyecto «Cambio de Chip» busca abordar este y otros aspectos cruciales tanto en jóvenes infractores como ciudadanía en general (estudiantes de instituciones educativas).
«Se trabaja con los chicos que están recluidos en los Centros de Adolescentes Infractores (CAI), pero también con quienes no tienen conflictos con la ley, para que incorporen hábitos de excelencia. Trabajamos con historias de éxito y brindamos referentes positivos», comentó Polit.
El proyecto se está implementando desde los colegios, ya que un joven o adolescente puede ser juzgado a partir de los 12 años.
«Nos resulta importante trabajar con los niños y adolescentes porque, según datos estadísticos, la mayoría comienza a delinquir desde tempranas edades», añadió Polit.
El director subrayó que la mayoría de los casos de jóvenes infractores se desarrollan en hogares donde hay un padre ausente, lo que, por factores psicológicos, los hace vulnerables al reclutamiento por bandas delictivas.
En los CAI, los jóvenes reciben historias de éxito y conocen personajes nacionales e internacionales como referentes positivos.
Uno de los ejes más importantes del proyecto es el desarrollo de Habilidades para la Vida, que se complementa con la nueva malla curricular de educación que exige que los estudiantes sean capaces de psicoeducarse.
«En este eje, los equipos técnicos de los CAI trabajan con los muchachos para ayudarlos a afrontar sus emociones. Estos jóvenes, al no tener un nivel adecuado de afrontamiento positivo, pueden cometer un delito ante cualquier problema que los desborde. Se les enseña a superar la depresión, la ansiedad y el estrés», explicó el director, quien también destacó que estas habilidades se enseñarán a estudiantes de unidades educativas para que puedan manejar sus emociones y evitar la impulsividad.
Daniel N., estudiante, expresó que conocer historias reales de personas que han delinquido y los problemas que enfrentaron debido a sus acciones le ha llevado a reflexionar. Además, mencionó que disfrutó de las dinámicas realizadas durante el taller.
El Proyecto «Cambio de Chip» sigue trabajando para prevenir el delito juvenil y fortalecer las habilidades emocionales y sociales de los jóvenes en Ecuador. (I)