La amistad y el sentido de esta palabra / Patricio Chambers M.
Cada 14 de febrero celebramos el día del amor y la amistad, sin embargo, pocas veces nos detenemos a pensar en el significado de estas palabras y sobre la enorme importancia que tiene para cada uno tener amigos y, tratar de ser para ellos un amigo de verdad.
Desde siempre los seres humanos y en todos los pueblos han venerado la amistad como el más grande valor social y moral. Lamentablemente hoy en día las redes sociales han desvirtuado completamente este término y hablamos de cuántos “amigos” tenemos en nuestra cuenta, los conozcamos o no.
Pero la amistad es uno de los aspectos fundamentales en la vida de todo individuo y es momento de recuperar el verdadero sentido de esta palabra.
En distintas culturas e idiomas tanto amigo como amistad, muestran un estrecho vínculo con términos como camaradería, parentesco y amor. En francés (amitié), en italiano (amicizia) y en castellano (amigo), remontan su raíz a “amicus” en latín del verbo “amare” o amor.
Si viajamos más allá, encontramos que la antigua palabra eslava “droubcha” significa proximidad, camaradería. En ruso, “drug” (amigo) es simultáneamente “drugol” (otro) y “dorogol” (querido). Este “drug” deriva de un presunto verbo germano antiguo que significa sostener, producir.
La palabra alemana “freundschaft” designaba en el pasado no solo la amistad propiamente dicha, sino también el amor, el lazo de sangre, la casa común, el origen común. Y en el vocablo inglés “friend” encontramos la raíz germana “fri”, que significa amparar, preocuparse.
Como lo señala Maribel Domingo en uno de sus artículos: “cuando un amigo enfrenta una desgracia, hay que quedarse a su lado, visitarlo y llevarle lo que necesite. Quien es nuestro amigo cuando estamos bien y nos vuelve la espalda en épocas de enfermedad o infortunio es un cobarde.”
Por su parte, el filósofo estoico Epicteto decía que “el infortunio pone a prueba a los amigos y descubre a los enemigos”. En tanto que Aristóteles reconoce tres tipos de amistad: la que se funda en la utilidad, la que se funda en lo agradable y la que se funda en el bien.
Aquella que crea por utilidad o con base a lo que nos agrada, no es una verdadera amistad sino una relación por interés que siempre dependerá de algo externo. En cambio, la auténtica amistad incluye el bien, a más de lo útil y lo agradable.
Es así como una amistad fundada en la virtud es naturalmente la más segura, la más perseverante, y su forma la más delicada; es una relación entre personas de bien. En contraste tenemos a quienes nos pueden llamar amigos, pero sólo por interés.
A diferencia del compañerismo superficial, los amigos guardan una relación profunda e íntima, que presupone no solo la ayuda mutua, sino también una afinidad interior, sinceridad, confianza y cariño.
La amistad es una sonrisa constante, una mano siempre abierta, una mirada de comprensión, un apoyo seguro, una fidelidad que no falla. (O)