LA BESTIA HERIDA II / Mario Fernando Barona
‘Espero haber despabilado a la bestia’; con esta frase cerré mi columna de opinión la semana pasada. Y la bestia se despabiló. El viernes 24 de junio el presidente Guillermo Lasso se hartó y ordenó responder con contundencia a la ola de violencia desatada por manifestantes e infiltrados. Tarde a mi manera de ver, pero finalmente la bestia se hizo sentir, y con solo el rugido hubo inmediatos resultados positivos.
El gobierno ganó una batalla pero no la guerra. Los sediciosos no descansarán hasta derrocar a Lasso. Ahora mismo se decide su futuro en la AN con el pedido canalla de destitución solicitado por los legisladores de UNES, enfilando así otro difícil enfrentamiento en el que no habrá piedras, gases ni tanquetas pero sí compra de conciencias a algunos asambleístas de mentes débiles y nulos principios.
Los honestos y verdaderos amantes de la patria, que somos millones, esperamos que el presidente Lasso salga airoso de esta nueva intentona golpista en la que igualmente debe hacerse notar la bestia herida, una bestia dispuesta a atacar con arrojo cuando el agravio es violento y despiadado como en las calles, pero también con aplomo y coraje cuando la agresión es rastrera como en la AN.
Esta vez el rugido debe provenir de nosotros los ciudadanos. El gobierno hizo lo suyo en las marchas con los terroristas encapuchados, hoy en la AN los terroristas de escritorio deben sentir la furia de la bestia en los miles de rugidos que al unísono les pondrá el rabo entre las piernas. Un grupo de corruptos que apoya a delincuentes no tiene derecho a robarnos la paz, no les vamos a permitir que nuevamente caoticen el país ahora desde sus curules. Guillermo Lasso terminará su mandato gracias a las decenas de miles de voces, cacerolas, pitos e himnos que retumbarán los cielos patrios como el ensordecedor rugido de la bestia herida.
Y entonces, nuevamente la narco-política, el cinismo y sinvergüencería, los prófugos de la justicia, el más conspicuo grupo de delincuentes de la historia republicana y la más grande escoria que ha parido el país en materia política, será vencida una vez más con decencia y dignidad.
Dicho esto, que les quede claro a los facinerosos que el bien siempre vence sobre el mal y que si para aquello es preciso que la bestia escupa fuego, lo hará las veces que sean necesarias. Y es que una vez heridas la democracia y la institucionalidad por un grupo de mafiosos narco-políticos, ténganlo por seguro que la bestia se despabila.