La cara paralizada / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

 

 

Uno de los desórdenes más comunes en Neurología es la Parálisis Facial Periférica. También conocida como Parálisis de Bell, pues fue descrita por Charles Bell, cirujano y fisiólogo escocés en el año 1821. Afecta a hombres y mujeres por igual, normalmente entre los 15 y los 60 años.

Esta enfermedad es una afección muy frecuente. Consiste en una parálisis aguda unilateral del nervio facial, precedida generalmente por un dolor de tipo neurálgico a nivel del oído y en la zona periauricular del mismo lado, el día en que dicho trastorno se instala. Si no es así, la parálisis es completamente indolora, aunque la hemicara es descrita como «dormida».

La secreción lagrimal está trastornada en la mayoría de los pacientes, existe pérdida de sensibilidad en la cara, babeo, pérdida del sentido del gusto en las 2/3 partes anteriores de la lengua, incapacidad de parpadeo y de cerrar el ojo del lado afectado. Puede notar, habitualmente sin síntomas previos, que “no puede cerrar bien el ojo” y que hace una «mueca» rara con la boca. A veces lo notan antes los demás que el propio enfermo. La causa de la parálisis facial, es aún motivo de disputa, y por lo tanto su etiología es desconocida. Se cree que es provocado por un virus que, acompañado de varios factores predisponentes o desencadenantes (cambios bruscos de temperatura, shocks emocionales, etc.). Reviste importancia la predisposición genética y la frecuencia del padecimiento a nivel familiar. La recuperación comienza dentro de un período de un par de semanas y alcanza el máximo en seis meses, depende de si el paciente escoge el tratamiento adecuado. Cuando la denervación es completa el inicio de la recuperación se retrasa unos dos meses y alcanza su máximo a los 6 meses o más. En un 15% de los casos la evolución se ve complicada por secuelas (persistencia del déficit que expone a lesiones corneales, hemiespasmo facial postparalítico, caracterizado por una mezcla de paresia persistente, de contractura que tiende durante el reposo a borrar la asimetría facial o aún invertirla, y por contracciones sincinéticas anormales que ocurren durante la movilización de la cara, y que se atribuye a «errores» de dirección durante la remielinización de las fibras nerviosas, así se puede apreciar que, cuando el paciente intenta esbozar una sonrisa, se produce lagrimeo «fenómeno de lágrimas de cocodrilo»).

La parálisis facial puede repetirse en un 7,4% a 10,9% de los casos. Quizás la más importante indicación para el tratamiento con ACUPUNTURA es la parálisis facial. Las amplias ventajas que brinda este tratamiento inofensivo son: acortar la evolución de la enfermedad, minimizar las secuelas al punto de una recuperación estética casi completa, y finalmente puede no requerir de ningún tratamiento medicamentoso de efectos secundarios significativos. No existe un tratamiento medicamentoso específico. Es recomendable proteger el ojo de la sequedad durante la noche, se puede incluir la aplicación de gotas (lágrimas naturales) en los ojos durante el día. El complejo vitamínico “B”, medicamentos para reducir la inflamación o analgésicos para aliviar el dolor. La Moxibustión y la Electroacupuntura son tratamientos complementarios muy utilizados especialmente en pacientes con parálisis antiguas o de respuesta rebelde a otros tratamientos recibidos. Las amplias ventajas que brinda el tratamiento con Acupuntura son acortar la evolución de la enfermedad, minimizar las secuelas al punto de una recuperación estética completa, y finalmente puede no requerir de ningún tratamiento adicional. (O)

 

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