La creación es obra de Dios / P. Hugo Cisneros
Otras de las cosas que queremos en esta celebración, es tomar conciencia de la grandeza del hombre. No hay algo más grande hecho por Dios que todos y cada uno de nosotros. El hombre es la coronación de la creación. En la misma narración bíblica de la creación aparece el hombre como la culminación de la obra de Dios. ¿Quién es el hombre? se pregunta el autor sagrado absorto ante la grandeza de la creación, y el mismo se responde «poco inferior a un dios lo hiciste, todo lo pusiste bajo sus pies» (Salmo 8).
Queremos, en esta celebración, tomar lo más significativo de nuestra pequeña creación, como son el pan, los frutos y las flores, para ofrecerlos al autor de la creación para decirle gracias, para pedirle que por su medio nos bendiga, y proteja nuestro trabajo a fin de que todo esfuerzo del hombre se ubique en la dinámica de la creación y se convierta en co-creador con el Dios-Creador.
Bendecimos a Dios por el pan que naciendo en los campos y en las espigas hoy es el alimento, que nutre la debilidad fruto de las fuerzas desgastadas de los hombres. Es el pan que alimenta el cuerpo, es el pan-ideales que alimenta el espíritu. Bendecimos las flores signos del ambiente que crea bienestar a los hombres, que producen alegría y que engendran ganas inmensas de vivir. Flores que reclaman a todos y cada uno de nosotros la responsabilidad de dar perfume y belleza al ambiente natural en el que desarrollamos nuestra vida y comprometemos nuestra existencia.
Bendecimos los frutos que encierran el misterio de la siembra que son la expresión de las esperanzas del ayer y que son la satisfacción de un trabajo honesto y responsable.
Finalmente nos queda el compromiso de seguir en la búsqueda de Dios. Hoy se nos señala un camino tan nuevo como tan viejo, el de la naturaleza. El universo es un libro abierto accesible a todos, en él podemos leer la bondad de Dios, podemos descubrir la sabiduría divina que se manifiesta en la sencillez y belleza de las cosas que adornan nuestra creación, en el micro mundo y en el macro mundo de la naturaleza podemos descubrir la presencia y el poder de nuestro Dios. Quien es sensible a las cosas que nos rodean, quien las ama y las promociona, es sensible, amoroso y buscador de Dios porque la Creación es obra de Dios. (O)