La cultura y su institucionalidad

Columnistas, Opinión

A partir de la generación de los noventas la filantropía en las artes y la cultura entró en crisis dando paso a las corrientes de gestión cultural y una institucionalidad definida según influencia sobre todo de España, fue entonces cuando luego de la presión social y los argumentos técnicos se separó la cultura del Ministerio de Educación.

En el mundo posmoderno y en Iberoamérica la cultura se socializa, es decir ya no es una propiedad de un sector socio económico y sus intelectuales.

El cambio de paradigmas le hace a la sociedad entera como generadora de cultura y sus significados, lo que implicó la necesidad de una nueva estructura de este sector.

La Constitución Política del Ecuador (2008) dio la rectoría de las políticas públicas en cultura a través del Ministerio de Cultura (2007) adscrito a la función ejecutiva del estado, esto ponía en igualdad de condiciones a todo el resto de las organizaciones públicas, privadas y del tercer sector.

Sin embargo, algo muy típico del Ecuador, la discusión babilónica hizo que el discurso romántico institucional mantenga en pie la denominada Casa de la Cultura, una institución simbólica y de vanguardia en gran parte del siglo XX, pero desgastada ya frente a los paradigmas presentes y futuros.

El Sistema Nacional de Cultura SNC quedó con un ente rector, una institución con autonomía y el resto. El populismo de estas últimas décadas añadió “la fórmula” de la designación de un presidente de sede nacional y directores provinciales elegidos vía elección secreta y directa por los miembros de Registro Único de Actores Culturales RUAC, ocasionando una división entre los propios “actores” ya de por sí divididos por disciplinas artísticas, corrientes de pensamiento y métodos de gestión. 

Con presupuesto limitado, la lista que gana mezquina los escasos recursos y espacios a las listas perdedoras, se anilla el populismo y se aumenta el vacío de gestión. Todo esto frente a la necesidad de competir.

A nivel local, nacional e incluso global, frente a una gran industria mundial que exige una competencia, posicionamiento, modelo de gestión y producción de la creatividad que debiera dialogar con otros sectores y saberes.

La diversidad que conforma nuestra sociedad puede encontrarse en replantear totalmente la institucionalidad y su planificación de recursos. (O)

fapava17@gmail.com

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