La desgracia de Liz / Esteban Torres Cobo
El expresidente Donald Trump dio nuevamente un golpe de autoridad dentro del Partido Republicano, que básicamente controla y domina sin contendor alguno de cara a las próximas elecciones presidenciales. Trump ha cobrado venganza de todos aquellos compañeros de partido que remaron contra él en múltiples ocasiones. Las más delicadas: los intentos de Juicio Político que podían terminar con su destitución.
El caso más conocido era el de Liz Cheney, hija del exvicepresidente de George Bush, y legisladora por el trumpista estado de Arizona. Cheney lideró el cuestionamiento a Trump por la violencia en el Capitolio cuando estaba en discusión el resultado electoral que eligió a Biden por sobre Trump. Cheney ha perdido terriblemente su elección en Arizona frente a la protegida por Trump. Casi 30 puntos de diferencia que sientan muy bien al expresidente mientras libra su propia batalla contra el Departamento de Justicia controlado por Biden que llegó a allanar su domicilio, algo sin precedentes en la política norteamericana.
Es que Trump se ha tomado contundentemente el partido y quien se opone a él no tiene oportunidades. En las últimas primarias, ocho de los diez auspiciados por él han ganado. Y, si ningún obstáculo le impide ser candidato en la próxima elección, seguirá por el camino de contar con aliados en el Congreso y en el Senado. Precisamente, las últimas acciones del Departamento de Justicia se cuestionan porque van encaminadas a buscar que no sea candidato por el Partido Republicano en la siguiente elección. Sin embargo, si eso no se da el partido sigue teniendo una carta ganadora: el gobernador de Florida Ron de Santis, altamente popular.
Lo cierto es que el Partido Democráta tiene malas perspectivas en cualquier escenario. Biden no da más y sus relevos no tienen la tracción electoral que se esperaba. No quedarán más Liz en los republicanos y Trump y De Santis se lo llevarán todo.