La Educación, más allá de la pedagogía / Juan José Quesada Revelo
Educar en valores, de manera integral, con principios humanos; son algunas de las propuestas publicitarias de las instituciones educativas, a lo que se suma una infraestructura de primer orden y docentes de cuarto nivel altamente capacitados.
Estas ofertas nos hacen considerar a la educación como un negocio; sin embargo, no deberíamos renegar del discurso social y económico en el que se encuentra la educación, ¿Acaso la vida no es un dar y recibir?; nos desprendemos de algo y recibimos algo a cambio.
El problema aparece cuando en la educación pública y privada los beneficiarios –estudiantes, padres de familia-, proceden como si estuvieran accediendo a un producto cualquiera, con actitud pasiva, esperando un buen servicio y con complejo de tiranos cuando devienen los problemas. Todo aquello con el respaldo de la ley.
La institución que no altere los horarios de los padres, la institución que ofrece todos los servicios, atendiendo a lo “integral”, la institución que brinda comodidad; aquella es la mejor institución; claro está, ¡por algo se paga la pensión!
En el caso de la educación pública, los maestros temen perder su puesto y trabajan incesantemente para mantenerlo, aun con informes banales, actividades adicionales y planificaciones que incluso absorben el tiempo de la convivencia familiar.
Sabemos que la educación es un derecho, pero frente al discurso capitalista de la educación privada y el discurso legal de la educación pública; los docentes han perdido protagonismo y libertad para actuar. Si hay fracaso escolar parece que toda responsabilidad se dirige a ellos.
Los estudiantes se dan cuenta de la debilidad y limitaciones de nuestros docentes, ¿Qué pueden aprender de alguien así? Si no hay referente, no hay interés; por ello, pensemos que para humanizar la educación, es necesario devolver a los docentes su dignidad y autoridad. (O)