La empresa inteligente / John Tello Jara

Columnistas, Opinión

La empresa inteligente / John Tello Jara

Con frecuencia escuchamos hablar de “ciudades inteligentes”, término que agrupa la dimensión de gobernanza, planificación urbana, gestión pública, tecnología, medioambiente, proyección internacional, cohesión social, movilidad y transporte, capital humano y economía, encontrándose ciudades importantes como Tokyo, Londres, New York, Zurich y París en el “top del ranking”.

En el ámbito público se pueden medir estos indicadores y otros más, sin embargo, al analizar a las empresas privadas, debemos considerar una cita ineludible “hacer más con menos”, aspecto que se lo obtiene automatizando procesos, empoderando a los colaboradores en el amor a la empresa y a sus productos, logrando la lealtad de los clientes, reduciendo los costos operativos que tendrán como fin último, la satisfacción al cliente.

Dentro de estos esquemas, el empoderamiento de los trabajadores es fundamental, es decir lograr que “se pongan la camiseta”, ¿cómo hacerlo? Existen muchas alternativas que nos conlleva este proceso, pero lo primordial es practicarlo, recuerdo en alguna ocasión, una colaboradora (Paulina) realizaba su trabajo en una máquina recubridora, daba vueltas por el taller por el lapso de unos 2 minutos, se encontraba fuera de sí, al consultar qué le pasa, me dijo que le habían llamado de la escuela a informarle que su hijito había tenido una caída y se encontraba enfermo, pero que le daba recelo pedir permiso, que no contaba con dinero en ese instante y le daba vergüenza pedir permiso porque  se encontraba a prueba. 

De manera inmediata, le indique que contaba con el permiso, le facilite cierta suma de dinero y le dije que de seguro su hijo mejorará, Paulina regreso al día siguiente y comentó que ventajosamente la situación no pasó a mayores y, que me quedaba eternamente agradecida por mi apoyo; desde aquel momento su empoderamiento a la empresa era grandioso, la cantidad de prendas por unidad de tiempo mejoró, siempre colabora en todas las áreas cuando era requerida y hacía más de lo que le pedíamos.

Satisfacer la necesidad del cliente interno (es decir de nuestros trabajadores) es fundamental para que ellos empiecen a consolidar la empresa, no solo buscando un salario digno sino entregando productos con alto valor emocional. (O)

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