LA ENFERMEDAD DEL PODER

Columnistas

Todos en algún momento de sus vidas, se han encontrado con personajes que ostentan un
cargo político y como coloquialmente se dice, “se le subió los humos a la cabeza”. Créanlo
o no, las personas que momentáneamente tienen poder y reciben adulaciones de los
lambones, sufren del denominado “síndrome de Hubris”. Para definir este trastorno,
Shakespeare lo hace de una forma espléndida con la siguiente oración: “Hombre prodigio
de soberbia, investido de su fugaz autoridad, realiza proezas tan fantásticas a la vista de
los altos cielos, que los ángeles lloran de pena”.

Este término proviene del griego que significa orgullo, presunción o arrogancia en un
extremo desmedido. Por lo general, siempre los políticos adolecen de esta enfermedad, sin
embargo, hay que resaltar que en el ámbito privado también suelen existir colaboradores
que, debido a un ascenso se emborrachan de poder. Una característica especial de los
estadistas enfermos, es su pseudo experticia en cualquier ciencia, es decir, siempre poseen
respuestas a todo, son los sabelotodo, lo cual se fomenta gracias a quienes lo rodean.
Porque pocas veces alguien se atreve a contradecir al megalómano al mando, quien sin
duda “al tener la razón en todo” (en supuesto caso), arremeterá contra aquel que se atreva a
opinar diferente.

En Ecuador, la mayoría de gobernantes padecen del síndrome de Hubris. Por desgracia, las
consecuencias sufrirán los habitantes, ya que una persona con un ego exagerado llega a
tomar malas decisiones que afectan a la nación. También existe un séquito de asesores que
rodean a los políticos, quienes “ayudan a que las autoridades se endiosen (Durán Barba y
Nieto,2017)”. En varias oportunidades, las ideas y propuestas que generan estos sujetos
enfermos, carecen de cualquier lógica y en la vida real no sirven ni solucionan las
problemáticas sociales, más bien, las crean para satisfacer su ego. O en la actual época de
campaña, lo único que pretenden por medio de obras improvisadas, es recibir zalamerías
que las traducen como posibles votos. “La soberbia es una discapacidad que suele afectar
a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder
(José de San Martín)”.

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