La familia en los propósitos de año nuevo / John Tello Jara

Columnistas, Opinión

Este nuevo año iniciaré una dieta con el objeto de adelgazar, incluso saldré a trotar al menos cuatro días a la semana; el tabaco será tan solo un parco recuerdo de la forma como quebrantaba mis pulmones; el ahorro estará como prioridad, para el viaje de mis sueños; dejaré de envidiar lo que tiene mi vecino e iniciaré un programa de capacitación que permita perfeccionar mis habilidades profesionales.

Estos y otros objetivos, nos planteamos a inicio del año, el grado de su cumplimiento depende del verdadero deseo que tengamos en nuestra mente y del diseño de las estrategias que delineemos por escrito, para evaluarlas de manera permanente.

Para obtener el título de economista, asistimos a la universidad y aprendemos materias como planificación, econometría, política económica, macroeconomía, microeconomía, operativa, materialismo histórico, matemáticas financieras, etc. así mismo para cumplir nuestros propósitos de año nuevo debemos clarificar las “materias” que permitan llegar a la meta.

Los seres humanos, debemos cumplir nuestros sueños, pero a la vez tenemos que aprender a disfrutar de la familia, cumpliendo las promesas que realizamos a los pequeños de la casa.

Los viajes seguidos, para conocer nuestro entorno, Ambato, las parroquias rurales, las montañas, los ríos, la naturaleza, recorriendo el patrimonio histórico que devela nuestra identidad, para conocer como viven en cada sector, valorando la vida y dando paso a la creatividad en el desarrollo de nuevos productos se vuelve importante en esta fase.

Las canas no es vejez, el cabello blanco es sinónimo de sabiduría, posiblemente nuestros padres o abuelos no hayan obtenido un título profesional o talvez no terminaron el colegio, pero que bien saben el significado de la vida, hablar con ellos, nos permite reducir errores, mejorar conocimientos generales, aprendemos a ser buenas personas, útiles a la sociedad con sus consejos.

Reducir el tiempo que pasamos en redes sociales es vital, debido a la pérdida de tiempo el cual es irrecuperable, a veces solo “navegamos” sin destino alguno; cumplamos los propósitos, pero seamos equilibrados en nuestra vida para evitar lamentaciones con el tiempo y con nuestra familia. (O)

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