La gran influencia / Esteban Torres Cobo
La guerra entre Rusia y Ucrania sigue con sorpresas que nadie se esperaba. Hace algunos días, Putin celebraba ante algunos empresarios de su órbita política que las sanciones y las movidas en su contra no han tenido los efectos deseados de obligarle a terminar la invasión contra los ucranianos. Y tiene razón.
A pesar de todas las medidas, Rusia sigue en pie y con fortaleza para continuar el tiempo que desee en su cometido. Esto se explica en parte por la influencia que tanto Rusia y China lograron en África, Latinoamérica y el Asia que no permiten que Europa y los Estados Unidos aíslen a estos países cuando se le va la mano con sus ímpetus expansionistas.
Un claro ejemplo, en el caso ecuatoriano, se da en la exportación de flores. A través de una serie de empresas no domiciliadas en Rusia las exportaciones han empezado a llegar a donde Putin. El golpe inicial por las sanciones fue sorteado en alguna medida porque muchos mercados dependen del gigante ruso.
Por el lado contrario, la dependencia del petróleo y el gas ruso ha sido imposible de evitar por varios países europeos con Alemania a la cabeza. ¿Qué puede pasar entonces con la guerra? Sin duda la primera opción es que se prolongue hasta que Putin quiera. Y esto debilitará a sus adversarios ucranianos hasta que incluso la abundante ayuda internacional sea insuficiente. El mundo, además, no deja de sufrir la inflación en alimentos, insumos y combustibles producto, en gran medida, del conflicto.