La importancia de la lógica, gramática y retórica en la juventud 

Columnistas, Opinión

Actualmente hablar de lógica, gramática y retórica puede parecer cada vez más contradictorio. Puesto que se ven atentados por la inteligencia artificial con toda su eficiencia algorítmica, amenaza con reemplazar el análisis por la automatización. En este contexto, formar jóvenes que piensen críticamente, hablen con claridad y argumenten con profundidad no es solo importante: es vital.

Sin embargo, estas disciplinas, muchas veces relegadas en los planes educativos actuales, son más necesarias que nunca, especialmente para la juventud, quien es llamada a ser protagonista de las transformaciones sociales. La lógica permite razonar con coherencia, la gramática da forma y precisión al pensamiento, y la retórica convierte la palabra en acción, en herramienta de cambio.

Estas tres herramientas del lenguaje no solo forman mejores estudiantes o profesionales: forman ciudadanos críticos, activos y conscientes. Su enseñanza no puede seguir siendo opcional, sino que es fundamental. 

Así lo dejó en evidencia el “I Concurso Interuniversitario de Oratoria: José Mejía Lequerica: La Voz de la Generación”, realizado el pasado 25 de abril.

El evento reunió a jóvenes de distintas universidades en un espacio donde el pensamiento dejó de ser teoría para convertirse en palabra viva. Se abordaron temáticas complejas y actuales como los derechos humanos, la inteligencia artificial, la situación de inseguridad del país y los desafíos de la generación Z. Cada uno de ellos lo hicieron no desde la superficie, sino desde el análisis profundo, el compromiso ético y la capacidad de persuadir con ideas.

Ver a estos jóvenes tomar la palabra con seguridad, sensibilidad y profundidad es una poderosa señal de que aún existe una juventud capaz de pensar, cuestionar y proponer. Sus discursos no solo expresaron talento, sino una conciencia clara de su papel como ciudadanos activos en un país que requiere el apoyo de cada uno de sus sectores.

En medio de sus intervenciones, resonó el legado de Jaime Roldós, quien defendió con firmeza la dignidad humana, los derechos fundamentales y la soberanía de nuestro pueblo. Conmemorando sus palabras “ No es la voz de la debilidad la que se alza, sino la voz de la dignidad.”  Esa dignidad hoy se escucha en cada joven que se atreve a pensar con lógica, hablar con claridad y convencer con argumentos. 

Su legado no debe ser solo un capítulo en los libros de historia, sino una guía ética para las nuevas generaciones.

Apostar por la formación crítica de nuestros jóvenes es creer en ese Ecuador profundo, vivo, que aún tiene mucho por decir y por construir.  Es creer en ese Ecuador amazónico y resiliente. Porque mientras existan jóvenes que piensen y se atrevan a alzar su voz, la dignidad seguirá teniendo la última palabra. (O)

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