La Indisciplina nos está matando/ Edison Narváez Z.

Columnistas, Opinión

El confinamiento “in house” que nos ha sometido el COVID -19, va dejando secuelas duras en lo económico, en lo social y en ciertos casos en lo psicológico. Mientras muchos indolentes corruptos le roban la plata al pueblo, la mayoría racional ha vuelto a tomar acciones para reactivar la economía…. Pero esta agresiva pandemia no da tregua, clínicas y hospitales ya no tienen espacios para albergar a los contagiados.

La necesidad imperiosa de reactivarnos económicamente, ha presionado para que las actividades productivas vayan nuevamente tomando forma; sin embargo, para que este empeño sea exitoso, se requiere de algo que nuestra cultura ha rehusado siempre: La Disciplina.

Ciertamente la falta de disciplina en el relacionamiento social hace que se torne aún más difícil luchar contra la contracción económica; y es que la situación no mejorará mientras la gente continúe incumpliendo las reglas y disposiciones de los organismos de la salud.

Los más sensatos vemos con asombro como en medio de esta crisis sanitaria se organizan reuniones sociales y se visitan parientes y amigos sin tomar precauciones. No entendemos aún que estamos rodeados de Asintomáticos (personas que tienen el virus, pero no tienen síntomas) y que se han convertido en los más peligrosos transportadores del virus.

En las oficinas aún no se practica el distanciamiento, se continúa utilizando el ascensor, muchos traen puestas las mascarillas, pero cuando se dirigen hacia una persona se quitan la misma para hablar. ¡Increíble!, ésta indisciplina está matando a la gente.

Ciertamente el origen de este comportamiento es la pobre cultura que tenemos, nos cuesta tanto habituarnos a un nuevo esquema, ésta indisciplina colectiva pasa a ser irresponsabilidad frente a la situación de emergencia sanitaria; por tanto, creo que es hora de ir castigando a los irresponsables que no respetan los distanciamientos y el uso adecuado de la mascarilla. Al juzgar por su comportamiento, supongo que les costará mucho lavarse las manos con agua y jabón.

Es imperativo trabajar con la ciudadanía, fomentar los valores de respeto a la vida de los demás, solidaridad y empatía en las oficinas, en los buses, en los barrios y en la sociedad toda.

Algunos hábitos han cambiado como los nuevos usos de la tecnología, la valoración del ahorro y la economía solidaria; esta conciencia colectiva, nos invita a pensar que la humanidad está enfrentándose hacia un nuevo paradigma más humano, sensible y solidario. Desafortunadamente hay muchos que no entienden, por tanto, esta irracional indisciplina continuará matando gente.  (O)

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