La ley y discusión sobre el aborto / Ing. Patricio Chambers M.
En los últimos meses hemos visto en varias ciudades del país incrementarse las manifestaciones en favor y en contra del aborto, un tema por demás complejo que necesita ser analizarlo desde su origen pues al momento constituye un serio problema social.
De hecho cabe recordar que en el año 2014, el Código Orgánico Integral Penal aprobado por la Asamblea Nacional del Ecuador tipificó el aborto como delito, pues en su Artículo 149 titulado “Aborto Consentido” estableció que la mujer que cause su aborto tendrá una sanción de pena privativa de seis meses hasta dos años, y de igual manera para quién hiciera abortar a una mujer, considerado como proveedor del servicio.
Un resultado de ello es que en los últimos seis años en nuestro país, se registró 243 casos del delito de aborto y sólo en el 2017, 62 mujeres fueron procesadas judicialmente. Por otra parte, es conocido que los casos no registrados (abortos ilegales) multiplican en mucho las cifras oficiales lo que implica entre otras cosas, quizás miles de vidas en riesgo.
Pero, ¿cuál es el origen de este problema y cómo podemos atacarlo?. En realidad, existen varias razones pero consideramos que la principal es lo que podríamos llamar “sexo sin amor”, es decir actuar por puro placer instintivo.
Esta idea que se ha arraigado fuertemente en la sociedad actual es la que lleva a las personas a buscar relaciones meramente circunstanciales que les satisfaga corporalmente y que a su vez, no les represente compromiso alguno ni a mediano ni a largo plazo.
Con el paso de los años, esta postura ha ido generando una forma de pensar cada vez más centrada en el placer del cuerpo y satisfacción de los deseos, dejando de lado valores y principios que dignifiquen al ser humano en lugar de animalizarlo. Esto también ha impulsado negocios millonarios alrededor del alcohol, las drogas y la pornografía.
De ahí que nos parece que cualquier batalla que queramos plantear en este ámbito, debe partir de la idea de elevar la conciencia humana con el fin de que nuestras relaciones a todo nivel tenga un sentido más trascendentes y menos circunstanciales. Trabajar por construir una nueva mentalidad y forma de vida, que no se sustente exclusivamente en la búsqueda del placer sensorial.
El tema del aborto es un asunto de enorme responsabilidad no sólo de la mujer como equivocadamente lo determina nuestra legislación, sino también de su pareja y por tanto si hablamos de delito, debería aplicarse a ambos con la misma severidad; además recordar que la decisión de practicarlo es una consecuencia final de una serie de decisiones previas.
Es importante además tomar conciencia que todos podemos contribuir a resolver esto, mediante una vida sustentada en valores humanos que nos permita enseñar a las nuevas generaciones a través del ejemplo. Hay que hacerlo con miras hacia una sociedad mejor educada, por lo que por lo pronto, no cabe despenalizar el aborto. (O)