La otra bomba

Columnistas, Opinión

En el año 1938, los científicos Otto Hahn y Fritz Strassmann hicieron un descubrimiento que cambiaría el mundo para siempre, la posibilidad de la “fisión nuclear”. A partir de este hallazgo y debido a las tensiones en Europa que amenazaban con la detonación de otra guerra, el desarrollo de una teóricamente posible “bomba nuclear” inició la carrera entre las mentes más brillantes del mundo. Por un lado, Oppenheimer con el proyecto Manhattan y por el otro, un grupo de científicos alemanes liderados por Werner Heisenberg, un científico tan prometedor y exitoso, que el mismo Einstein escribió una carta al presidente Roosevelt advirtiendo sobre el inminente peligro.

Heisenberg ganó el Premio Nobel de Física en 1932, debido a sus contribuciones sobre la mecánica cuántica y el principio de la incertidumbre. Era extremadamente nacionalista, por lo que decidió quedarse en Alemania cuando muchos otros científicos huyeron debido al mandato Nazi. No hay evidencia de que Heisenberg se identificara a si mismo como partidario nazi, pero cuando en 1939 se puso en marcha el proyecto nuclear del país, tuvo que trabajar y responder directamente al partido, que insistía en prontos resultados. Heisenberg y su equipo trabajaron incansablemente, haciendo uso de las reservas de uranio alemanas, con las que intentaron construir un reactor nuclear.

Hay mucha especulación sobre el por qué los alemanes, habiendo tenido todos los recursos necesarios y un poder intelectual comparable al del equipo del proyecto Manhattan, no lograron nunca llegar a estar cerca de desarrollar su propia bomba. Algunos lo atribuyen a las tensiones entre los científicos o la opresión nazi, otros sugieren que tal vez hubo la posibilidad de autosabotaje para impedirle a Hitler un poder tan destructivo. Cuando los aliados llegaron a Alemania al final de la guerra, una operación secreta llamada “Alsos” detuvo a Heisenberg y a su equipo, para después investigar a fondo sus conocimientos y hallazgos en el campo nuclear. A pesar de que sus avances parecían estar en buen camino, se encontraron incongruencias en la metodología y el acercamiento práctico, graves errores que intencionales o no, resultaron factores clave en la derrota nazi y el fin de la guerra.  (O)

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