LA RECESION ECONOMICA NO ES NUEVA

Columnistas

Crisis eléctrica, inseguridad provocada por el crimen organizado,
disrupciones en la producción petrolera, incertidumbre política,
disminución del consumo, estancamiento laboral han abonado para
que nuestra economía continúe en un ciclo de recesión (contracción
de los indicadores económicos); en este contexto, es necesario
recalcar que la mencionada recesión económica la tenemos desde
hace más de dos años, iniciada desde el paro nacional de junio 2022,
que ocasionó una interrupción de las actividades cotidianas y
productivas, derivando pérdidas para el país de 1.105 millones de
usd. Así también, el antagonismo de una asamblea oprobiosa que
terminó con la muerte cruzada, obligando a los ecuatorianos a ir
nuevamente a las urnas para elegir un nuevo presidente.
En este año de gobierno se han caído todos los componentes del PIB,
como el consumo, la inversión y las exportaciones. La disminución de
las exportaciones es uno de los aspectos más preocupantes para una
economía dolarizada, pues si no se generan dólares no hay liquidez
interna, y por lo tanto no se puede invertir, ni gastar. Sabemos que
uno de los principales recursos que el país exporta es el petróleo, que
representa aproximadamente el 14% del producto interno bruto;
pero en este año su producción se ha visto afectada, básicamente por
la paralización del Oleoducto de Crudos Pesados (OCP), y por el cierre
progresivo del campo petrolero ITT, en cumplimiento de la consulta
popular del 2023 en la que la mayoría de votantes dijo no a la
explotación del petróleo en esa zona. Pues bien, estimados lectores,
con esta disposición el país dejará de producir petróleo por un valor
aproximado de $6.200 millones de usd; mientras que el cierre de
actividades le costará al país $1.345 millones de usd.
La lógica mundial reconoce que la explotación petrolera es un tema
“sine qua non” para los países pequeños y dependientes de esta
actividad, por tanto, deben procurar el aprovechamiento de esta
riqueza. Pero nuestra realidad navega contra la corriente.
Necesario fortalecer la resiliencia frente a la recesión económica que
vivimos desde hace más de dos años, prueba de ello es que el PIB,
viene siendo uno de los más bajos de Sudamérica y muy similar en
los dos últimos años: 2022 – $116. 586 millones de USD; 2023 –
$118.645 millones de USD; mientras que para el 2024 se prevé un
crecimiento pírrico del 0,3% (según proyecciones del FMI). Sin duda
la recesión económica no es nueva.

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