La tercera ola de contagios / Luis Fernando Torres
La tercera ola de contagios está ahogando a los sistemas de respuesta del Reino Unido y de Rusia. Los enfermos diarios, en Gran Bretaña, bordean los cincuenta mil, de los cuales ocho mil ingresan a los hospitales y 912 fallecen. En Rusia, los contagiados, cada día, superan los treinta y cuatro mil, con más de un mil muertes y los hospitales con una ocupación superior al 90% en los espacios para enfermos de Covid.
Mientras el Primer Ministro inglés ha hecho un llamado a tomar con calma la situación, el presidente ruso se ha visto obligado a adelantar las vacaciones de los ciudadanos y a reconocerles un pago. Los británicos fueron los primeros en vacunarse a inicios del 2021 y lo hicieron en números significativos, por lo que más del 60% de la población ya ha recibido las dos dosis. Los rusos, vacunados con la Sputnik, no pasan del 30%, por lo que la mayoría no está inmunizada.
En Gran Bretaña los contagios se han acelerado en octubre por la pérdida del efecto inmunizador de las vacunas, después de los seis meses, y, además, por el abandono de las mascarillas y la asistencia masiva a los espectáculos públicos, entre ellos, los partidos de la liga de fútbol. Para mitigar los efectos de lo ocurrido, el gobierno ha puesto en marcha el refuerzo de la tercera dosis, la suspensión de clases y la recomendación del uso de mascarillas y del teletrabajo.
En Rusia los contagios se han multiplicado entre la población no vacunada, que, a su vez, ha transmitido el virus a los vacunados. Las causas del contagio ruso son diferentes de las del contagio británico. Sin embargo, al final, las consecuencias son parecidas, con enfermos y muertos por el Covid.
La agencia estadounidense FDA ha autorizado que se apliquen, como refuerzos, solamente las vacunas Pfizer, Moderna y Johnson, cuya demanda por los gobiernos del orbe no sólo pondrá a prueba la capacidad de las farmacéuticas sino que tendrá impacto en los precios.
Ecuador está preparado para la tercera ola, con cantones, como el de Ambato, en el que se ha inmunizado a más del 85% de la población adulta. La amenaza será una realidad entre enero y febrero del 2022, cuando haya disminuido el efecto inmunizador de las vacunas. Habrá que esperar que, para ese entonces, existan recursos públicos para la adquisición de los refuerzos y se mantenga la disciplina ciudadana de usar mascarilla. (O)