La Urgencia de un Acuerdo con EE.UU.

Las recientes decisiones arancelarias de Estados Unidos que responden a proteger su poderío industrial, han puesto en el centro del debate la fragilidad de la relación comercial de Ecuador con esa nación, evidenciando la imperiosa necesidad de un acuerdo que brinde estabilidad y previsibilidad al sector exportador ecuatoriano.
Los aranceles estadounidenses amenazan ahora a productos tradicionales como el banano, el camarón y las flores, pilares de nuestra economía. Este escenario plantea un desafío significativo para la competitividad de estos productos en un mercado clave, donde la preferencia arancelaria era, hasta ahora, un factor determinante.
Ante este panorama, la urgencia de un acuerdo comercial se vuelve innegable. Un tratado no solo garantizaría el acceso preferencial al mercado estadounidense, sino que también sentaría las bases para una relación comercial a largo plazo, basada en reglas claras y mutuo beneficio.
La coyuntura actual exige una reflexión profunda sobre la estrategia comercial de Ecuador. La diversificación de mercados y la búsqueda de nuevos socios son cruciales, pero Estados Unidos sigue siendo un actor fundamental en el escenario global.
En las presidencias de Moreno y Lasso hubo interés por profundizar las relaciones comerciales con Estados Unidos a través de un Tratado de Libre Comercio (TLC), sin embargo, el antagonismo de una Asamblea oprobiosa bloqueó varias reformas económicas clave como la Ley de Atracción de Inversiones o reformas laborales, las cuales eran vistas por Estados Unidos como necesarias para garantizar un entorno favorable a un TLC. Evidentemente, sin estas reformas internas, un acuerdo comercial más amplio con EE. UU. sería inviable.
Ecuador de una manera negligente ha dejado fenecer preferencias que tenía con Estados Unidos como la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicaciones de Drogas (ATPDEA), y el Sistema Generalizado de Preferencias Arancelarias (SGP).
La ATPDEA permitía la entrada libre de aranceles para muchos de productos ecuatorianos (como flores, atún, brócoli, textiles, entre otros). Sin embargo, Estados Unidos decidió la no renovación de esta preferencia arancelaria, cuando el ex presidente Correa ofreció asilo político a Edward Snowden funcionario de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EE. UU, quien reveló programas masivos de vigilancia electrónica a Rusia y solicitó asilo a varios países, incluido Ecuador. El ex presidente Rafael Correa expresó públicamente su disposición a otorgar asilo humanitario a Snowden; obviamente Estados Unidos interpretó como una ofensa, provocando consecuencias directas en el comercio exterior ecuatoriano.
El SGP, un Programa unilateral de EE. UU. para ofrecer acceso preferencial a productos de países en desarrollo, con el objetivo de fomentar su crecimiento económico, expiró para todos los países beneficiarios (incluido Ecuador) el 31 de diciembre de 2020. Pero el país nunca ha hecho nada al respecto.
Es hora de que los sectores público y privado unan esfuerzos para impulsar la negociación de un acuerdo comercial ambicioso y equitativo. La estabilidad económica de Ecuador y el futuro de miles de familias dependen de ello. La coyuntura actual es un llamado a la acción. Ecuador debe demostrar su capacidad para negociar un acuerdo comercial que proteja sus intereses y garantice un futuro próspero para sus exportadores. Sin embargo, las negociaciones de un acuerdo comercial con USA, depende mucho de factores políticos internos, es decir los resultados de las elecciones presidenciales de la próxima semana son cruciales para pretender un TLC con Estados Unidos. ¡¡¡¡Estimado lector usted tiene la palabra… Estados Unidos o Venezuela!!!! (O)