La violencia relacional 

Columnistas, Opinión

La violencia relacional es una forma de agresión que, aunque menos visible que la violencia física, deja huellas profundas en quienes la sufren; este tipo de violencia se caracteriza por acciones como la manipulación emocional, el aislamiento social y, especialmente, la difusión de rumores; estudios en psicología han identificado que, aunque tanto hombres como mujeres pueden ejercer violencia relacional, es más común que las mujeres utilicen estas tácticas, especialmente en contextos como la escuela y el trabajo.

La violencia relacional se manifiesta a través de la exclusión intencionada y la manipulación de las relaciones interpersonales para herir o controlar a otra persona; en las mujeres, esto a menudo se traduce en la propagación de rumores o el “chisme”, con el objetivo de socavar la reputación y la autoestima de la víctima; este comportamiento es particularmente prevalente en grupos sociales donde la conexión emocional y la aceptación son fundamentales.

Desde la perspectiva psicológica, la tendencia de las mujeres a utilizar la violencia relacional puede estar relacionada con los patrones sociales de socialización y con la manera en que se enseñan y valoran las habilidades interpersonales. En varios casos desde edades tempranas, las niñas suelen ser educadas para priorizar las relaciones y la cohesión social, lo que puede llevar a un mayor enfoque en las dinámicas de poder dentro de sus círculos sociales; cuando estas relaciones se deterioran, en lugar de recurrir a la confrontación física, pueden emplear tácticas más sutiles, como la diseminación de rumores, para expresar su agresión.

Los efectos psicológicos de la violencia relacional son devastadores, las víctimas, que a menudo no pueden identificar la fuente exacta de su dolor, experimentan una disminución significativa en su autoestima, ansiedad, depresión e incluso síntomas de trastorno de estrés postraumático; la ambigüedad de la agresión hace que sea difícil de enfrentar y superar, ya que la víctima puede sentirse atrapada en una red de manipulación y aislamiento que no siempre es evidente para los demás.

La psicología destaca la importancia de abordar este tipo de violencia desde la educación y la intervención temprana, fomentar la empatía, el respeto y la comunicación abierta desde la infancia puede ayudar a reducir la incidencia de la violencia relacional; además, es crucial que tanto víctimas como agresores reciban apoyo psicológico para romper el ciclo de abuso y aprender formas saludables de relacionarse.

En conclusión, la violencia relacional, aunque menos visible que otras formas de agresión, es una realidad que afecta profundamente la salud mental y emocional de las personas, especialmente en los contextos donde la reputación y la aceptación social son clave; reconocer y abordar este problema desde una perspectiva psicológica es fundamental para crear entornos más saludables y respetuosos. (O)

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