La violencia y el feminicidio están matando a la sociedad / Aracely Silva Cadmen
El Femicidio refleja patrones de conducta de una sociedad en donde los conflictos se resuelven de forma violenta, convirtiéndose en una de las cosas más graves que le pueden suceder a una mujer. Las disparidades patriarcales de poder, las normas culturales discriminatorias y las desigualdades económicas se han utilizado para negar los derechos humanos de la mujer y perpetuar la violencia.
La violencia contra las mujeres no se limita a los espacios familiares, sino que permea todos los ámbitos de la vida. En nuestro país se ha suscitado más de 81 femicidios en lo que fue el año 2020, incluidas menores de edad.
El feminicidio y la violencia es la consecuencia de la desigualdad e inequidad del poder entre hombres y mujeres como una realidad que ha permanecido oculta durante siglos, vista como algo natural, provocando en los hombres, las condiciones de disponer de sus vidas con la impunidad que los rodea en su deseo de adquirir poder, dominación y control sobre las mujeres.
Uno de los principales problemas que tiene nuestra sociedad viene encaminada desde la misma familia, al educar a los niños en que ciertas actividades, como limpiar la casa, lavar los platos, cocinar y ayudar con tareas domésticas son actividades explícitas de la mujer.
El Femicidio es un caso de alarma social y considerada un problema de salud pública, las mujeres carecen de un trato igualitario, en nuestra sociedad, el asesinato de mujeres, no sólo se da por el maltrato que recibe por parte de su pareja, marido, esposo, o la persona con la que convive.
Lo peor que se puede hacer es callar las situaciones que le sucede a su alrededor, y creer que las cosas cambiarán en un futuro, aferrándose a algo que les produce daño, tanto físico como emocional. Además muchas mujeres se sienten culpables, desconfían de sí mismas y de los demás, sienten mucho miedo, impotencia y vergüenza que les hace ocultar al resto de personas lo que están padeciendo. Así, se pueden llegar a producir la dependencia psicológica del agresor, el uso de psicofármacos, llegar a intentos de suicidio, autolesiones, abuso de alcohol y drogas.
Ante estas situaciones, se recomienda: No correr riesgos; protege tu vida; considera un espacio seguro dentro de tu propia vivienda; no te sientas culpable, el único responsable es quien la ejerce; no dejes pasar el tiempo, el tiempo juega en tu contra y la violencia crecerá cada día más; pide ayuda profesional; y recuerda siempre que no estás sola, no tengas miedo y no te aísles. Los profesionales te ayudarán a salir a ti y los tuyos, utiliza la resiliencia para destacar y potenciar tus propias capacidades para afrontarlo.
Cualquier momento del día o de la noche es bueno para decir basta y poner fin a una etapa de tu vida que hubieras deseado no vivir.