Las aguas termales de San José de Palictahua

Columnistas, Opinión

Hace algún tiempo estuvimos en ese hermoso paisaje, compuesto de valles, volcán, selva y aguas termales; para estar en ese maravilloso lugar, hay que dirigirse al noroeste de la provincia de Chimborazo, zona limitada con La Provincia de Tungurahua. 

Desde la ciudad de Ambato, se toma la carretera que conduce a la ciudad de Baños de Agua Santa; al arribar al sector denominado Chanbag, se va por una vía que pasa por las poblaciones de Huambaló y Cotaló: poco a poco, se desciende hasta del fondo del valle del río Chambo, luego al cantón Penipe y a la parroquia de Puela.

La parroquia de Puela, está conformada por casas ubicadas a los dos lados del camino; en la mitad existe una plazoleta, donde se levanta la iglesia; se detiene un momento para saborear el exquisito plato típico; tortillas a la piedra, preparadas en una negra piedra volcánica de basalto, que esta sobre el fogón. 

Puela se encuentra a 2.470 metros sobre el nivel del mar, se desciende hasta el valle del río, del mismo nombre, donde está el Caserío Palictahua a 2.410 metros de altitud; desde ahí comienza una buena caminata, siguiendo el valle que origina El Río Puela; luego de caminar unos cuarenta y cinco minutos, se llega hasta la base del Volcán Tungurahua que muestra su cráter levemente inclinado hacia el sur; se inicia un duro ascenso; el declive es fuerte, el sendero forma un zig zag al comienzo, lego se abre entre una vegetación silvestre, que lentamente se vuelve exuberante por el que se va a la montaña; a 2.750 metros de altitud, asoman, árboles llenos de musgos, lianas, plantas de anchas hojas, helechos, variedad de palmas; estamos en una selva. 

A los 2.780 de altitud, hay que bajar hasta un estrecho y pequeño valle, que forma un riachuelo que baja, dando saltos; a los 2.840 metros de altitud, aparecen los manantiales, unos están junto a la ladera y otros en la diminuta orilla, estos últimos son termales de altas temperaturas, que poseen propiedades curativas; son los manantiales de San José de Palictahua, que brotan en la ladera del volcán Tungurahua; un baño le reconforman de esa larga caminata; el paisaje es único, impresionante y hermoso. (O)

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