Las cucharas y el poder / Pedro Reino Garcés
Presentación de la exposición de cucharas en Baños de Agua Santa, 28 de Septiembre de 2018 Frente Cultural San Antonio de Ibarra, Galería Huillac-cuna
Ahora, todos quienes estamos aquí ya comemos con cuchara. Todos somos civilizados. Parece que el Creador, al principio, nos dejó hechos humanoides, animales, animales puros; y como no tuvo más tiempo, debido a sus múltiples ocupaciones, nos acostumbró a las promesas. ¡Qué sería de nosotros sin promesas! El hombre es un depósito de promesas que pareciera que nada tienen que ver con las cucharas.
En esos primeros tiempos todos debimos ser iguales, entre otras cosas, con iguales formas en las manos y en las bocas. Todos éramos igualmente idiotas prehistóricos, estúpidos paleolíticos que saliendo del África pasamos a las cuevas de Altamira, hasta que nos redescubrieron en Siria, en Babilonia, en Egipto, en la China, también en América olvidada del mundo civilizado; digo que por ahí ya estábamos comiendo con cuchara cuando dejamos de agarrar con la mano a las pobres víctimas sangrantes y de buscar de postre los frutos que siempre han sido prohibidos en los paraísos que no nos pertenecen…
Así las cucharas pasaron a fundirse hechas de metales nobles que de inmediato pasaron, de la boca de los dioses, a las bocas de sus representantes en la tierra; es decir, a nuestros reyes y señores y a toda suerte de mandones que en las mesas se enredan con tantos tamaños, formas, colores, materiales, que finalmente se lamentan no poder volver al canibalismo al que pertenecemos desde el principio de la humanidad. ¿Se han puesto a pensar que el invento de la cuchara tiene que ver con el subsiguiente invento de la mesa? Es cuestión de civilización comer en la mesa y con cuchara. Nuestros peones sentados en los pondolongos nunca necesitaron cuchara. Era estorbosa para levantar el plato de barro. Hasta los nombres de los dedos de la mano nos llevan a esta memoria cultural: después del dedo gordito que es el “mata piojito”, viene el “lambe bonito” que resulta ser instrumento que sirve para la alimentación en lugar de llamarlo “índice” o señalador del autoritarismo y la acusación…
Pero ahora estamos en Baños de Agua Santa, con los artistas que nos vienen de la tierra que sostiene su identidad escultórica, para orgullo nuestro. Estamos frente al respaldo de un baneño que abre la galería Huillac cuna, así en plural, el que hace avisos, el que nos pone al tanto de nuevas cosas, como Luis Guevara y su familia. Bienvenido el arte y la singular remembranza que nos hablan desde ese lenguaje que pone de relieve la metáfora al servicio de la vida. Van nuestro respeto y felicitación profunda a los artistas que nos traen esta muestra sobre las cucharas, a esta tierra y a esta provincia que quedó huérfana de esta tradición aborigen en nuestro Quero. Gracias infinitas al Frente Cultural San Antonio de Ibarra que preside Santiago Garrido, de donde extraigo algunos nombres que me han proporcionado: Marcelo Chuquín, que ahora tiene una talla internacional, como ganador del concurso escultórico en Rusia 2018; a Roberto Fernández que saca arte a la chatarra; a Miguel Vaca que tiene su veta en la inspiración religiosa; a Carlos y Juan Ibujés que nos sacuden el espíritu y nos llevan a la subjetividad contemporánea; a Israel Almeida y a Hugo Garrido; a Edwin Limaico y a Nelson Ibandango, entre otros que a poyan a las agrupación que se llama de discapacidad, pero que con esta lección de esta muestra nos están diciendo que nosotros, los espectadores somos los discapacitados que nos quedamos con la reflexión de que nos queda algo vacío en alguna parte de la vida. Esta es la mejor lección pragmática para la juventud en esta tierra que requiere de motivaciones, porque también en Baños de Agua Santa, del Creador se puso a dibujar paisaje con gente que debe tener su espíritu alerta para que todas las metáforas nos sean tangibles… (O)