“Las Mujeres en Afganistán y el resto del mundo”

Columnistas, Opinión

El 15 de agosto del 2.021 los talibanes al tomar el control de Afganistán, en Medio Oriente, generaron una normativa, creada únicamente por hombres completamente radicales y extremistas, que prohibia por completo, el derecho de que las mujeres puedan acceder a estudiar; únicamente podían llegar a tener máximo el sexto grado de primaria.

Si, en el siglo XXI, eso observa el mundo entero atónito, sin poder interferir mayormente debido a los principios internacionales de autodeterminación de los pueblos y a la no injerencia en asuntos de otro Estado, es decir, la comunidad internacional no puede obligar a reparar los daños en contra de los derechos humanos de millones de mujeres en ese país donde, para mala suerte si naciste mujer, seguro te espera un infierno machista en su máxima expresión.

Si bien comprendemos que el Derecho Internacional no es coercitivo, es decir no es obligatorio, existen reglas internacionales que los países “desarrollados” pueden fácilmente en acuerdo, tomar, para intervenir en este tipo de atrocidades cometidas en este país, que es el único del mundo en ser tan cruel en contra de los derechos de las mujeres, por el simple hecho de ser mujeres.

Esas reglas pueden ser opciones comerciales de negociaciones o de retiro de productos o intercambios dentro de los procesos de globalización, o medidas que el resto de países del mundo entero pueden tomar en conjunto para presionar lo suficiente hasta que Afganistán seda.

Sin embargo, está claro, la geopolítica mundial está dividida y dominada por la fuerza obscura muchas veces de un sistema que procura mantenernos ciegos y obedientes, callados y sumisos, en especial a las mujeres.

Hace poco hubo un incomprensible cierre de salones de belleza y peluquerias en Afganistán, el Talibán decía que decidió prohibir estos lugares debido a que ofrecían servicios que están prohibidos por el islam, pero en realidad es otra la verdad, estos espacios, en Afganistán o en cualquier otra ciudad del mundo son espacios de contención para mujeres o para las personas que lo necesiten, son espacios de encuentro y apoyo en comunidad; no se trata únicamente del cierre de estos lugares, sino de que aproximadamente 60.000 mujeres, que ya la tienen díficil tratando de sobrevivir en un país dónde los animales tienen más derechos que las mujeres, ahora mucho más porque se quedaron sin la posibilidad de trabajo o apoyo de otras mujeres.

¿Entonces, cómo podemos actuar quienes impotentes nos sentimos frente a tanta crueldad? Aministía Internacional, la Cepal,  el BID, ONU Mujeres, el Fondo de Desarrollo de Naciones Unidas para la Mujer, el Global Fund of Women y los organismos nacionales que cada estado va creando en beneficio de la anciada equidad de género o de erradicar problemas serios sociales en contra de las mujeres han contribuido para lograrlo, pero la mejor posibilidad de apoyar para que esto cambie es con nuestra propia acción individual que parta permanentemente desde la sororidad femenina y la lucha permanente, esperamos de verdad que las mujeres de Afganistán no mueran más en este intento.  (O)

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