Las primeras encuestas / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Un bloque puntero integrado por Lasso, Araúz y Pérez, es lo que arrojan las primeras encuestas publicadas en estos días. Entre ellos se decidiría la primera vuelta, de no haber variaciones hasta febrero de 2021. En todo caso, dado que las elecciones tienen por delante un largo camino, está dentro de las probabilidades que ese bloque se mantenga o se desintegre.

Lasso tiene, en esas encuestas, una fortaleza de la que carecen Araúz y Pérez. Es visto por una mayoría ciudadana como el candidato más preparado para resolver los problemas de la economía ecuatoriana. Y en la economía está, precisamente,  la más profunda angustia de los ecuatorianos.

Además, por ocupar Lasso un espacio político distinto del que ocupan Araúz y Pérez, puede consolidar una opción institucional de libertades económicas muy  clara frente a la de sus dos oponentes más visibles, defensores del viejo estatismo populista.

Según las proyecciones más sólidas, a la segunda vuelta ingresaría Lasso para enfrentar a Araúz o a Pérez. Por el momento, el candidato correísta aparece con fuerza en el escenario electoral debido al voto duro de quienes reconocen la gestión del expresidente Correa y, además, lo consideran un perseguido político. Araúz está parado sobre una plataforma de gran envergadura.

Pérez, por su parte, está logrando convertirse en un candidato atractivo para electores urbanos comprometidos con el medio ambiente y un estilo de vida diferente, a costa de alejarse de la votación indígena. Ello explica que haya penetrado en Guayaquil y en sectores urbanos medio altos de importantes capitales de provincia.

A los demás candidatos les va a resultar muy difícil acercarse al primer bloque. Les falta conocimiento y posicionamiento político. En otras palabras, no son relevantes en términos de la política real.

El éxito o el fracaso de las candidaturas será el producto de la correcta o la equivocada estrategia. Como ésta, la estrategia, es invisible tanto para los electores como para los propios militantes de la organización, resultará difícil saber hacia donde se dirijan los objetivos y los esfuerzos de los candidatos.

Sin embargo, algo sí está fuera de duda. Los jóvenes constituirán un público objetivo determinante y las redes sociales se convertirán en un arma poderosa para trasladar los mensajes.    (O)

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