Las verdades son provisionales

Columnistas, Opinión

Hace cinco siglos Isaac Newton demostró que la misma fuerza que hace caer una manzana del árbol es la que mueve las estrellas y hace orbitar a la Luna alrededor de la Tierra, una gran verdad válida hasta nuestros días, y según dijo, esta fuerza, a la que llamó gravitatoria, afecta a los objetos de manera inmediata.  

Tanto fue el impacto de este descubrimiento que el poeta Alexander Pope lo plasmó en la siguiente frase dedicada a Isaac Newton: “La Naturaleza y sus leyes permanecían en la oscuridad. Dios dijo: ‘¡Hágase Newton!’. Y la luz se hizo.” Sin embargo, la historia del conocimiento nos recuerda, un poco en serio y un poco en broma, que las verdades son provisionales y no eternas en virtud a que Sir John Collings Squire, escritor británico y buen amigo de Pope, agregó a renglón seguido lo siguiente: “Pero esto no duraría, pues el diablo exclamó: ‘Que sea Einstein’, y el dilema se restauró.” 

La teoría gravitatoria pasó inalterable por cerca de quinientos años hasta que Albert Einstein construyó un modelo en el que la gravedad no solo no sería instantánea, como contrariamente lo anunció Newton, sino que viajaría a la misma velocidad de la luz, la llamó Teoría General de la Relatividad (TGR). Como ve, una nueva teoría sustituyó una parte de la anterior, no cambió el marco conceptual, sí lo hizo su alcance. 

Con esto pretendo confirmar lo que usted seguramente ya sabe: que no hay nada absoluto en esta vida, que ninguna verdad es inmutable y que todo cambia: lo que hoy es cierto mañana puede ser falso, lo que hoy es bueno mañana podrá ser malo, lo que hoy es grandioso mañana pudiera ser insignificante, de hecho, la misma TGR no es que ha perdido credibilidad o se ha desvirtuado, de ninguna manera, pero sí ha encontrado en la física cuántica una contraposición que ya no la vuelve única ni tampoco merecedora de la última palabra. De ahí la importancia capital de aprender a aceptar y adaptar los cambios. 

No obstante, la terquedad de alguna gente en aceptar que su verdad ya no es “la verdad” hace que por la simple resistencia al cambio lleguen a defender lo indefendible; como los correístas, sí, que no aceptan que la mentira del Socialismo del Siglo XXI haya sido develada y que la cabeza de esta ideología en el país esté prófugo por liderar la más grande organización criminal del Ecuador. A ellos hay que recordarles que las verdades son provisionales, que si algún día fueron verdad ahora ya no lo son, más aún, hay que hacerles notar que es de sensatos reconocer que fueron engañados muchos años por una ideología caduca, nefasta y aliada con las mafias narcodelictivas y que ahora tienen la oportunidad de abrazar cualquier otra verdad, incluso la que yo defiendo, igual, seguramente esa también será provisional. 

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