Laudate Deum
«El mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás se acerca a un punto de quiebre». Afirmaciones de este talante son recurrentes en la reciente publicación del Papa Francisco, titulada Laudate Deum, que significa «alaben a Dios».
El escrito vio la luz durante el inicio de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos, evento trascendental para la Iglesia católica, que se desarrollará hasta finales de octubre en la ciudad de Roma y a pocos días de cumbre climática mundial, COP28 de Dubái. El Papa critica a los negacionistas del cambio climático y lamenta que los fenómenos naturales extremos sean negados, ocultados o minimizados.
Han transcurrido escasamente ocho años de la encíclica «Laudato Si» sobre la ecología, en la que se lanzó una advertencia enérgica inicial sobre las causas y efectos de la contaminación medioambiental. A pesar del impacto mediático que tuvo la convocatoria del Papa al cuidado de la creación o casa común, las condiciones climáticas globales solamente empeoraron. Por esta razón, la nueva publicación afirma que «no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre».
En efecto, la Organización Meteorológica Mundial, en el informe presentado el pasado 17 de mayo, señala que la temperatura media anual cercana a la superficie del planeta durante los años 2023 – 2027, superarán en más de 1,5 °C los niveles preindustriales.
Por esta razón, no tiene sentido y resulta imprudente afrontar la crisis ambiental como una realidad que perjudicará a las generaciones futuras. El desastre causado por el uso de combustibles fósiles está registrando marcas cada vez más evidentes. No se trata de un evento que sucederá en el futuro. La emergencia climática en los últimos meses de este año ha dejado en llamas y con índices de sequía inéditos a inmensas localidades, mientras algunos países están bajo el agua debido a las inundaciones. El 2023, hasta ahora, será el año con las mayores temperaturas desde que se lleva estadísticas. Pero, los récords están para romperse.
Es necesario que la voz del Papa Francisco se amplifique de forma exponencial, como nuevo llamado urgente a poner fin a las burlas inconscientes que ven el calentamiento global anteponiendo intereses económicos, políticos, comerciales o ideológicos. Las soluciones requieren decisiones a escala local y global, pero sobre todo una transformación radical en el estilo de vida de todos los que habitamos la casa común. (O)