Un domingo más sin misa / P. Hugo Cisneros C.
Hoy domingo, volvemos a no poder acudir a los templos para honrar a nuestro Dios y a Jesucristo. Hoy nuestra Iglesia nos presenta a Jesucristo como el Buen Pastor. Comparto las reflexiones que hace Segundo Galilea, explicando el contenido de las lecturas bíblicas de hoy en su libro “La Palabra del Domingo”.
Primera lectura. Hch 2, 14ª. 36-41
El tema de este domingo es Cristo como nuestro Buen Pastor.
En esta primera lectura S. Pedro explica cómo Jesús crucificado y resucitado es Señor de todos. Por lo mismo todos están llamados a reconocer el señorío de Jesús, no sólo con palabras y sentimientos, sino por el camino de la conversión.
Segunda lectura. 1P 2, 20b-25
Esta segunda lectura complementa la primera. Aquí Pedro nos recuerda que Jesús obtuvo su señorío por la humildad y la misericordia, y colocándose en nuestro lugar. (“Sus heridas nos han sanado”). Por lo tanto, Jesús es nuestro Señor no como dueño o dominador, sino como pastor bueno y misericordioso.
Tercera lectura. Jn 10, 1-10
En este Evangelio Jesús se presenta como el único Pastor confiable del pueblo. Podemos confiar en él y seguirlo, porque nos ha dado amplia prueba de ser “la puerta de las ovejas”. Y la prueba final fue su propia muerte dolorosa y su resurrección por el bien de las ovejas.
La parábola del buen pastor es una enseñanza, igualmente, para los que en la Iglesia tienen un deber pastoral, como representantes de Jesús pastor bueno y misericordioso en la comunidad cristiana. Como Jesús, los pastores y evangelizadores de la Iglesia deberían ser seguidos como verdaderos y confiables “puerta de las ovejas”. Pero también como Jesús, deben “ganarse” esta confianza, entregando sus vidas por las ovejas, por el servicio y la misericordia.
Las últimas palabras de este Evangelio merecen una atención especial. “Vine para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Vida abundante para cada persona es el don pascual de Jesús. Primeramente, la vida nueva del espíritu: la liberación del mal y del pecado haciéndonos hijos de Dios para siempre. Segundo, la humanización, el crecimiento en verdadero humanismo, pues todo lo realmente humano es también cristiano.
Por lo tanto, como cristianos y evangelizadores, preocupados por la promoción del Reino de Dios (Reino de vida), debemos trabajas por todo lo que lleva a la vida en el pueblo (espiritual, intelectual, ética, cultural, etc.) y debemos oponernos a todo lo que destruye o disminuye la vida del pueblo (pecado, corrupción, violencia, represión, miseria, hambre, etc.). (O)