Libertad y pandemia / Juan Diego Valdivieso Rowland
Ya son más de 60 días desde aquel 16 de marzo en que inició el confinamiento en Ecuador. Dos meses en los que experimentamos estrés, angustia, reflexión, ansiedad y demás sentimientos acentuados por el encierro. Sin embargo, ¿se ha puesto a pensar en que uno de los principios fundamentales que más añoramos ahora es la libertad?
Según la Real Academia Española (RAE), la libertad es “la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”. En los sistemas democráticos también significa “el derecho de valor superior que asegura la libre determinación de las personas”.
Por la pandemia, la mayoría de los gobiernos decretaron esta especie de arresto domiciliario en donde derechos esenciales como la libertad de asociación, de movimiento y de trabajo han sido coartados, con consecuencias económicas, psicológicas, sociales y políticas impredecibles.
Si bien es cierto que ante una crisis sanitaria como la actual es importante tomar las debidas precauciones, sobre todo para proteger a las personas más vulnerables, considero que la reacción desmedida de los gobiernos, azuzada por los medios de comunicación, han creado pánico generalizado. Esto ha causado que la mayoría de gente pierda la razón y la cordura.
En Ambato y en Ecuador el derecho a la libertad de trabajo, para poder sobrevivir, se ha limitado tanto, que hasta se multa al comerciante que abre su pequeño negocio, o al vendedor informal, cuando lo que hace es trabajar para sobrevivir. ¿Cómo es posible que muchos justifiquen las sanciones impuestas al que trabaja o al que sale a hacer deporte por salud física y mental?
Sí, hay fallecidos y contagiados en Ecuador y en el mundo. ¿Pero por qué no transparentan las cifras de fallecidos por accidentes de tránsito, cáncer, accidentes cerebro vasculares, suicidios, alcoholismo, tabaquismo y demás enfermedades? ¡No maquillen las cifras de Covid-19 con las de fallecidos por otras causas!
En Ambato y el país entero mucha gente ya sale a trabajar. La gente necesita recuperar la libertad de trabajar (con las medidas de bioseguridad necesarias) para llevar el pan a la mesa. Sino ¿cuántos morirán por el hambre, el desempleo, los cierres de negocios, la miseria y la depresión?