Lindao y su coro de vuelta al camerino / Luis Fernando Torres
La medida cautelar con la que el juez Lindao, de la Concordia, bloqueó la destitución de cuatro consejeros del CPCCS, fue aplaudida por el gobierno del “Caso Encuentro”, como una oportuna y brillante decisión jurídica y constitucional. Alguno de sus voceros llegó a insinuar, junto a varios constitucionalistas de “medio pelo”, que los asambleístas debían ser destituidos por no acatar la voluntad omnímoda del honesto y probo juez Lindao, en cuyo historial está, con medidas cautelares a la carta, la devolución de bienes del narcotráfico y la liberación de asesinos.
Después que la Corte Constitucional destituyó a los vocales del CPCCC, protegidos por Lindao, el juez de la Concordia revocó inmediatamente la cautelar con la que puso de cabeza a la Asamblea, con la esperanza de salvarse. Al final, resultó destituido por faltas gravísimas.
Del daño a la institucionalidad no sólo debería responder el inefable Lindao sino los funcionarios del gobierno que le dieron alas para que desnaturalice las medidas cautelares y permita que los cuatro vocales del CPCCS, cesados por la Asamblea en un juicio político, impulsen la designación del Superintendente de Bancos y garanticen que el Consejo de la Judicatura siga igual, sabiendo la posición estratégica, en lo bancario y en lo judicial, de las autoridades de esas dos entidades.
Actuaron correctamente los legisladores que se negaron a cumplir la resolución de Lindao por considerarla inejecutable y producto de graves irregularidades. Jamás un juez de primera instancia había tenido la audacia de “suspender” un acto político de cesación de funcionarios fiscalizados, adoptado por las dos terceras partes de la Asamblea. Sin embargo, por defender la institucionalidad y no enfangarse en el lodazal de la cautelar de Lindao, los asambleístas que tuvieron la entereza de oponerse a las maquinaciones gubernamentales alrededor de la jurisdicción de la Concordia, fueron calificados de desestabilizadores y desobedientes del todopoderoso juez.
Los voceros del gobierno deberían disculparse por haber aplaudido y sostenido la cautelar de Lindao, por el daño que tal medida le causó a la institucionalidad nacional. No importa que el juez de marras haya regresado al camerino, acompañado de esos constitucionalistas contratados a destajo por el poder de turno. El gobierno del Presidente Lasso se equivocó al colocarse en contra de la Asamblea y del lado del “probo” juez Lindao.