Lo que me gusta, me genera mas ingresos?
Desde que ingresamos al Colegio y con mucha más razón en la universidad aprendemos a elegir, nuestra carrera o profesión y por supuesto nuestra especialidad; lo mismo sucede con la empresa, tenemos en mente por ejemplo crear un restaurante, pero debemos elegir los platos de especialidad, talvez me voy por los mariscos o quizá por los asados, quien sabe por la comida típica (chinchulines, caldo de 31, yahuarlocro, librillo, papas con cuero, etc) o los agachaditos.
La elección depende de nuestros gustos, habilidades, de la demanda o simplemente de aquello que nos genera mayor ingreso económico; lo ideal sería que fuese una mezcla de todo para sentirnos satisfechos, pero debemos tomar una decisión, la cual en muchas ocasiones es dolorosa pero real.
Por hacer una analogía es como el matrimonio, usted debe elegir con quien contraerá las nupcias correspondientes y, tanto para el esposo como para la esposa deben sopesar más virtudes que defectos.
Para adoptar una decisión inteligente, lo ideal es solicitar asesoría con aquellos técnicos que conozcan más la práctica que la teoría, sin dejar de lado el componente legal el cual tiende a cambiar de manera continua en un país convulsionado como el nuestro en materia política.
Recuerde no pedir asesoría a aquellas personas que nunca han triunfado o a los amigos del barrio que no tienen idea de lo que estamos hablando e incluso a aquellos familiares que por más cercanos que sean están fuera del juego empresarial.
También debemos separar aquello que puede ser una simple aventura o locura de la moda por aquello que puede definir nuestro futuro; recuerdo que hace unos años atrás quería comprar un vehículo cuya publicidad me ahondaba por doquier, me veía en el auto, ir al trabajo o salir con mi familia en aquella maravilla era un sueño.
Cierto día ingrese a un patio de carros, vi ese auto, el vendedor era un alumno de mi clase de economía, quien me dijo, tome las llaves, vaya, pruébelo y si le parece me lo compra; casi de manera instantánea me pasó el gusto, entregué el bien y me di cuenta que en las decisiones debemos dejar de lado lo sentimental y ser practico.