Los consejos de Roy
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Ataca, no admitas nada y nunca aceptes la derrota, son los tres consejos que le dio el temible, audaz y amoral abogado Roy Cohn al joven empresario Trump, cuando comenzaba a escalar posiciones en el mundo inmobiliario de Manhattan. En la película El Aprendiz se aprecia la autoridad del mentor sobre el pupilo en conflictos con los agentes de impuestos y los encargados de las decisiones urbanísticas en el ayuntamiento, e, inclusive, en la negociación de los acuerdos prenupciales con sus futuras esposas. Roy le llegó a decir al padre de Donald que estaba corrigiendo el carácter de su protegido ante la falta de oportuna dirección paternal. El implacable Trump se formó en esos años de duro aprendizaje. Desde que asumió el poder, por segunda ocasión, es la noticia de todos los días. De los tres consejos de Roy, ha aplicado, con bastante éxito, el primero, atacar, atacar y atacar. El segundo, lo utilizó en los procesos judiciales a los que fue sometido. El tercero lo aplicó cuando cuestionó su derrota, el 2020, acusándole a Biden de haber ganado con fraude y complicándole su certificación en el Capitolio.
En el ataque ha sido consistente. En efecto, para lograr que Ucrania le facilite el acceso a la explotación de minerales, a cambio de proporcionar a ese país la seguridad necesaria frente a Rusia, atacó al presidente de Ucrania, llamándole dictador y excluyéndole de las negociaciones de paz. Para lograr que los países europeos aumenten el financiamiento de sus gastos de defensa, les dijo que no merecen que la Otan les defienda y coqueteó con Putin, negándose a condenarle en la ONU. Se fue en contra de México, imponiéndole aranceles, que luego fueron suspendidos, con la finalidad de lograr que la presidente de ese país envíe más tropas mexicanas a la frontera norte para controlar la migración y permita más sobrevuelos de aviones de vigilancia militar estadounidense sobre territorio mexicano para detectar cuarteles narco. A los indocumentados se les ha ido encima, con el propósito de desalentar la migración hacia Estados Unidos. Maduro está por quedarse sin la producción petrolera de la Chevron. En todos los casos, siempre al ataque, nunca a la espera y, menos aún, a la defensiva.
Hubo en el pasado un presidente de Estados Unidos con una estrategia parecida. Jackson, por 1832, no se detuvo ante nada. Enfrentó a Dinamarca y a otras poderosas naciones europeas por disputas navieras, quiso convertir a Texas, ese tiempo parte de México, en estado, e impuso tarifas altas al comercio a tal punto que Carolina del Sur estuvo por salir de la Unión americana.
El pupilo de Roy se ha convertido en el temible Donald, a quien se debe tomar en serio. (O)