Los derechos de la Naturaleza en Ecuador

Columnistas, Opinión

En el año 2008 la Constitución del Ecuador megadiverso, reconoció, desde una visión biocentrista a la Naturaleza como sujeto de derechos, eso expuso a nuestro país en un lugar privilegiado en el tratamiento de la protección ambiental y conservación a nivel mundial, ya que fuimos el primer país en pensar en la posibilidad de garantizar la tutela judicial efectiva en favor de un ser viviente que no puede hablar como los seres humanos, pero que está viva y siente, el Planeta Tierra.

Desde este proceso, miles de opiniones al respecto salieron a la luz, unos en favor otros en contra, sin embargo, transcurridos 16 años, vemos cómo esos derechos fueron ejercidos por los transeúntes de este tiempo, espacio y lugar, sin comprender mucho esa realidad, de que en efecto, es a nosotros directamente, a quienes corresponde ejercer los derechos de la Naturaleza.

Pero, ¿cómo lo podríamos hacer? Si usualmente nisiquiera pensamos en ella. No nos damos cuenta de que nuestra Cosmovisión Andina es la que nos hereda la estrategia de aceptarle a la gran Pacha mama como un ser vivo, proveedora de todo lo que necesitamos; que todos los recursos naturales que ella posee son elementos vitales para la subsistencia humana, pero que esos recursos son finitos, es decir se terminan al no cuidarlos; no nos damos cuenta de que el cambio climático es una realidad que vivimos cada día con las extrañas alteraciones en el clima que sentimos y nos quejamos o lo tomamos como tema de conversación; pero que jamás queremos interrogar nuestra mente con el fugaz pensamiento de: ¿y yo qué podría hacer para mejorar esta situación.? Casi nunca pensamos en lo bueno que es sembrar un árbol y verlo crecer; o en apagar  las luces cuando no las usamos; o talvez en desconectar los aparatos eléctricos; o reducir el consumo de agua; ni pensar en reciclar o dividir la basura en orgánica o inorgánica; ¿para qué? 

En fin, la penosa realidad de visibilizar qué está pasando realmente con esos derechos de la Naturaleza nos recuerda la jurisprudencia que generó el gran río Machángara, que ahora en Quito está perdiendose por tanta basura que le termina destruyendo; este río, con el río Vilcabamba en Loja, por primera vez en el Ecuador, recibieron un fallo judicial en favor de los derechos de la Naturaleza, al reconocer la importancia de protegerla; este instrumento jurídico en relación con el río Machángara que se está destruyendo a pesar de ser un ente de protección ambiental judicial, responsabiliza al Municipio de Quito de su deterioro creciente y le obliga a restaurar los derechos del río en relación con el cumplimiento de los derechos de la Naturaleza, estableciéndo obligatoriamente las medidas de descontaminación que deben llevarse a cabo con suma inmediatez y urgencia.

Una de las organizaciones demandantes, la Alianza Global por los Derechos de la Naturaleza (Garn), señala que “la calidad del agua en algunas zonas tiene un preocupante nivel de oxígeno disuelto del dos por ciento, «muy por debajo del nivel mínimo del 80 por ciento requerido para el consumo de animales y plantas». También se observa «una alarmante presencia de aceites y grasas». Además, en las aguas se han identificado al menos 29 familias de virus que están asociados con diversas enfermedades para humanos y animales”.

En el Diario alemán climática.coop se genera una nota importante en su web sobre Ecuador y la importancia de que las Autoridades de turno generen estrategias inteligentes que garanticen un desarollo sostenible a mediano y largo plazo, y eso indudablemente, incluye a la Naturaleza y su conservación. (O)

Deja una respuesta