Los diez no puedes

Columnistas, Opinión

Aunque no parece importar quien escribió, más aún a sabiendas de que casi nada es original, un puñado de pensamientos que, siendo de William Boetcker, un líder religioso e influyente orador nacido en Hamburgo, Alemania, se creía que venía del más respetado presidente de E.U. Abraham Lincoln. Hoy, parece ser que ha cobrado más actualidad que nunca en esta “guerra virtual” que más que ideológica es un avaricioso forcejeo de quienes quieren apoderarse de los recursos de los países utilizando engañosas estrategias con hábiles y muy cohesionados discursos que logran arrastrar y convencer a las grandes masas empobrecidas de mente y bolsillo que ellos mismos las multiplican. Decimos: “No pienso, no lo sé, no me importa, estoy muy ocupado, ya pasará, no tengo tiempo para leer e informarme, no me interesa”. Así vamos presenciando la agonía de las naciones en manos de habilidosos pseudodictadorzuelos disfrazados de defensores del desposeído. 

Boetcker, resumió lo que hoy en día, sin importar ideologías, se hace vigente, él decía que “La acción no brota del pensamiento, sino de la disposición a la responsabilidad. La prueba definitiva de una sociedad moral es el tipo de mundo que deja a sus hijos”. 

En este presente se hace necesario la lectura de temas como las bases de Economía para que triunfe la fuerza de la razón y del sentido común (que no es tan común) para batallar a esas sedientas aspiraciones politiqueras de enriquecimiento. Se dice que quien sabe lo más fundamental de Economía jamás podría dejarse hipnotizar de estos encantadores de ovejas, pues es falso que redistribuyen lo de los ricos hacia los pobres, lo que hacen es destruir la clase media auto redistribuyéndose la economía y haciéndose ricos ellos.

Boetcker también escribió los diez “No puedes” que condensaban el contenido de sus sermones, publicados en 1916, y eran un complemento a su actividad principal de motivador: “No puedes crear prosperidad desalentando el ahorro. No puedes fortalecer al débil debilitando al fuerte. No puedes ayudar a los pequeños aplastando a los grandes. No puedes ayudar al pobre destruyendo al rico. No puedes elevar al asalariado presionando a quien paga el salario. No puedes resolver sus problemas mientras gaste más de lo que gana. No puedes promover la fraternidad de la humanidad admitiendo e incitando el odio de clases. No puedes garantizar una adecuada seguridad con dinero prestado. No puedes formar el carácter y el valor de un hombre quitándole su independencia, libertad e iniciativa, y finalmente no puedes ayudar a los hombres permanentemente realizando por ellos lo que éstos pueden y deben hacer por sí mismos.” Tan claro, transparente y luminoso que no requiere engaños ni falsas muletillas de perversa habilidad que algunos usan para tocar las fibras más sensibles del engañado necesitado y así multiplicar empobrecidos sometidos bajo su élite privilegiada, despreciable colmada de lujos, derroche y despilfarro. (O)

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